Una llamada para estar cerca de casa

Cientos de inmigrantes de Vizcaya acuden a diario a un locutorio para hablar con sus familias, navegar por la Red o enviar dinero.
El Locutorio Latinoamericano, abierto en Getxo, atiende todos los días a entre 100 y 200 clientes.
El Locutorio Latinoamericano, abierto en Getxo, atiende todos los días a entre 100 y 200 clientes.
G. A.
El Locutorio Latinoamericano, abierto en Getxo, atiende todos los días a entre 100 y 200 clientes.
Son las 9.00 h de la mañana y el Locutorio Latinoamericano de Las Arenas, en Getxo, abre sus puertas. Antes de que lo haga, ya hay dos personas esperando fuera. Comienza una actividad frenética en un entrar y salir de inmigrantes que utilizan el servicio para hablar con sus familias, a miles de kilómetros de distancia. A este locutorio acuden cada día entre 100 y 200 personas.

La masiva llegada de inmigrantes en los últimos años está provocando que este tipo de negocios esté en alza. En Vizcaya hay unos 30, de los que 18 están en la capital.

«Nosotros notamos día a día la llegada de inmigrantes, porque cada vez tenemos más clientes», explica Carlos Slutzky, propietario de este locutorio, que llaman «el del argentino», debido a su procedencia.

A media mañana llega una pareja de suramericanos, acompañada de sus dos hijos. «Venimos aquí porque llamar a nuestros parientes desde una cabina, o desde un teléfono móvil, sale demasiado caro», comentan. Hablar con su familia, en Bolivia, durante diez minutos les cuesta en el locutorio unos 90 céntimos.

El precio de las llamadas es lo que más atrae a los inmigrantes, aunque, con el tiempo, el lugar se convierte en un punto de encuentro donde contarse cómo les van las cosas.

«Sobre todo llega mucha gente por la tarde, cuando la mayoría termina de trabajar; aunque el día con más trabajo es el domingo, que es cuando todos libran», explica Carlos.

Además de las llamadas telefónicas, el locutorio ofrece otros servicios cada vez más demandados, como Internet. Se lleva mucho la videoconferencia. «Antes no la permitíamos, porque es como hacerse competencia a uno mismo, pero no paraban de pedirlo y al final claudicamos», apunta Slutzky.

Desde el locutorio, los inmigrantes también pueden envían dinero a sus casas, cada vez más habitual. No obstante, por ley, no pueden superar los 3.000 euros al mes.

No sólo para inmigrantes

El locutorio está dejando de ser ya un servicio reservado sólo para inmigrantes. Además de llamadas a Suramérica o África, ofrece también la posibilidad de conectar con otros países europeos, sin costes de establecimiento de llamada, y a un precio mucho más asequible. Es por esto que cada vez más familias lo utilizan para hablar con sus hijos que estudian en el extranjero. «La clientela de vascos está aumentando gracias a que hay muchos erasmus estudiando en Europa», señalan en un locutorio.

Carlos Slutzky Argentino, 39 años.

«A los inmigrantes les cuesta mucho ganar el dinero y exigen que el servicio que pagan sea bueno. Intentamos mejorar cada día, para que cuando hablen, sientan que están en su país», dice el propietario del locutorio.

Samba Senegal, 25 años.

«Yo voy al locutorio al menos una vez por semana, generalmente los domingos. Aprovecho para hablar con mi familia en Dakar y también con los amigos. Me parece un buen servicio y, además, muy necesario».

Macedonio Gutiérrez Bolivia, 45 años.

«Solemos venir toda la familia una vez por semana. Estamos unos 4 ó 5 minutos al teléfono, pero es tiempo suficiente para decirnos todo lo que nos tenemos que contar. Nos viene muy bien que haya locutorios».

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