La cadena DIR ha reunido a sus socios más veteranos, creando una imagen insólita, con decenas de septuagenarios, octogenarios e incluso nonagenarios llenos de vitalidad moviéndose a un mismo ritmo, marcado por las instrucciones de un monitor y por una música oriental.
A sus 96 años, Rossell hizo 10 largos (equivalentes a 250 metros) antes de comenzar la sesión conjunta de gimnasia, que duró casi una hora. «Ahora ya sólo hago mantenimiento, el corazón no está para darle sustos», afirmó Rossell con una sonrisa dibujada en los labios.
A su lado, también se ejercitaron Lluís Falgas, de 91 años, y Conxita Salanova, de 90. Toni Jiménez, monitor especialista en tercera edad, sabe muy bien lo que necesitan los ancianos y también que éstos no deben forzar la máquina.
«Ahora ejercitaremos un poco el equilibrio, ya sé que cuesta, pero es muy importante, hacedlo sin prisa», indicó durante la sesión. Por sus caras saludables y la claridad de sus cabezas, quedó claro que a estos ancianos les sienta muy bien cambiar el dominó por el gimnasio.
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