Un mural y una escultura de Santxotena recordarán en Quejana (Álava) la catástrofe de Japón

Un mural de 17 metros y una escultura de acero de seis metros de alto, ambas obras del escultor Xabier Santxotena, recordarán a partir de este viernes en la localidad alavesa de Quejana la catástrofe ocurrida este año en Japón con el terremoto y las posteriores escapes de la central nuclear de Fukushima.

Un mural de 17 metros y una escultura de acero de seis metros de alto, ambas obras del escultor Xabier Santxotena, recordarán a partir de este viernes en la localidad alavesa de Quejana la catástrofe ocurrida este año en Japón con el terremoto y las posteriores escapes de la central nuclear de Fukushima.

El mural, que al igual que la escultura se ubicará en el hotel Arcos de Quejana, representa las cuatro primeras fases del desastre de Fukushima: 'Civilización, Progreso, Naturaleza y Caos', según ha informado el establecimiento hotelero en un comunicado.

La escultura 'Flor de vida', que representa la quinta fase, es una espectacular obra de acero corten de seis metros de altura con manantiales de agua. El mural, de 17,50 metros de largo por 2,10 de alto, ha sido elaborado artesanalmente a partir de vigas de madera.

La construcción de estas piezas ha supuesto un intenso trabajo para Santxotena, sensibilizado por la causa japonesa al hallarse, cuando se produjo el tsunami que desencadenó la catástrofe, en compañía de su amigo Tsutomo Tomotsune, profesor de la Universidad de Tokio, con quien trabaja de manera conjunta en algunos proyectos.

El célebre escultor, discípulo de Oteiza, cuenta ya con un parque-museo en Bozate (Navarra) y un taller-museo en la localidad alavesa de Artziniega. Su obra, un homenaje a la naturaleza, la mitología y la tradición, goza de reconocimiento internacional.

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