(AMPL) Santos Juliá: "Si el 15-M no propone vías, acabará siendo caldo de cultivo de violencia o terminará en la nada"

"Es ridículo que jóvenes de 30 años por el hecho de ser ministros o ministras salgan en el Diccionario biográfico español de la RAH"
El historiador, Santos Juliá
El historiador, Santos Juliá
PABLO HOJAS
El historiador, Santos Juliá

El historiador Santos Juliá cree que si el movimiento 15M no propone vías de actuación acabará siendo "un caldo de cultivo de violencia" o terminará "deshaciéndose en la nada". Según dice, la "falta de jerarquía" o la "espontaneidad", entre otros rasgos, hacen que el sistema de organización de este movimiento resulte "poco efectivo en la conquista de objetivos".

"Si el objetivo es permanecer como indignados, durará lo que dure la indignación", ha afirmado en una entrevista con Europa Press en la que ha recordado la Generación del 98, sus protestas y agitación a finales del siglo XIX, y asegura que algo "similar" ocurre en la actualidad con los 'indignados' y el movimiento 15-M.

En sus palabras, "es un momento crítico muy profundo y hay una crisis de la conciencia nacional", pero Juliá no es "optimista" con su futuro porque "no se acaba de ver una definición de hacia dónde se dirige esta indignación y qué estrategias o acciones llevar a cabo".

En opinión del historiador, esta indignación es sólo un "estado de ánimo" y argumenta que todos los movimientos a lo largo de la historia han procedido de "organizaciones germinales, donde había unas personas que agitaban y movilizaban".

"El movimiento garantizaba su continuidad en el tiempo, dándose una estructura formal, pero aquí se está alabando la horizontalidad, la falta de jerarquía, la espontaneidad y que todas las decisiones se toman por todo el mundo, etcétera. Para eso, el grado de generalidad tiene que ser tan amplio que finalmente resulta poco efectivo en la conquista de objetivos", explica el autor.

Juliá, que participa en Santillana del Mar en el ciclo 'Lecciones y maestros' organizado por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) y la Fundación Santillana, también se ha referido a este movimiento en su intervención en el encuentro, donde ha señalado que el 15M necesitará "una organización continua" capaz de "encontrar en el espacio público una especie de nueva comunidad".

"No es casual que se les conozca como indignados. No hay un programa político ni ven otro orden", ha añadido el ensayista, quien ha considerado que los 'indignados' del 15M "protestan contra una bipolarización surgida por la crisis económica y del sistema de los partidos", por lo que se trata de "una bipolarización inducida por los políticos y por sus resultados", a lo que se le ha sumado "un discurso crítico que pretendía ocultar una realidad y nos mostraba como un país rico y con el mejor sistema del mundo".

"disfunciones del estado"

En este sentido, Juliá confía en que una nueva hornada o generación de políticos "rompa" el actual "molde del enfrentamiento bipolar" y sean además capaces de llegar a acuerdos de Estado en cuestiones relacionadas con el "funcionamiento de los poderes".

Así, en la entrevista con esta agencia, el historiador se ha referido por ejemplo al estado actual del Tribunal Constitucional y ha denunciado que instituciones fundamentales del Estado como el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) tenga la mitad de sus miembros o todos sus miembros en funciones.

En esta misma línea, considera que sería positivo modificar la Ley Electoral o por lo menos debatirla y que se estudie el papel del Senado, ya que no tiene "ninguna función relevante que hacer".

"Estamos en un Estado compuesto que la Constitución puso en marcha, pero que ha evolucionado en una dirección que en la Constitución no estaba prevista, que ha sido producto de decisiones que se han tomado posteriormente, parece llegada la hora de ver qué Estado nos hemos construido y por dónde ese Estado tiene disfunciones y acometer esas disfunciones", ha indicado.

En el diccionario biográfico ha fallado todo

Preguntando por la polémica del Diccionario biográfico español elaborado por la Real Academia de Historia, Santos Juliá (La Coruña, 1940) asegura que en su elaboración "ha fallado todo". "Es ridículo que jóvenes de 30 años por el hecho de ser ministros o ministras salgan en el Diccionario", indica este autor.

También denuncia la falta de rigor y papel del director, Gonzalo Anes, para quien "cualquier cosa sería una censura" y es "intocable". "El contenido no ha pasado ningún filtro y el filtro, para que sea de verdad, tenía que ser realizado por personas ajenas a la institución", advierte este historiador.

No obstante, asegura que la comisión creada por la RAH para revisar las entradas del Diccionario y compuesta por Juan Pablo Fusi, Carmen Sanz y Miguel Artola, puede ser un "buen camino" de cara a enmendar un proyecto que era "necesario" emprender, pero advierte que ha sido "la ocasión perdida".

Por otra parte y cuestionado por la libre "interpretación de los hechos" y el papel de los historiadores a la hora de defender a izquierdas o derechas, Santos Juliá afirma que cuando ha habido un conflicto que ha separado gravemente a una sociedad como una guerra civil, "la historia se encuentra con una dificultad suplementaria, que es dar cuenta lo más comprensiva posible de todo lo que ha ocurrido".

"Un historiador no es un juez que quiere condenar o librar, no es un político que quiere hacer del pasado un elemento para legitimar la fuerza de su presente, no es un policía que busca un culpable, pero tampoco es alguien para construir una identidad determinada o dar materia para la movilización o para los intereses de quienes buscan justicia, etcétera. Un historiador tiene que dar cuenta de todo. La historia, para dar cuenta del pasado en su totalidad, tiene que ser autónoma en relación con otras miradas hacia el pasado", subraya.

En esta misma línea, defiende que el historiador tiene que mantener una "esfera de autonomía" y advierte que un Parlamento no puede legislar la historia de un país, "puede legislar medidas de reparación o de reconocimiento pero no te puede contar qué pasó". "La ley de la memoria histórica se cuidó de no contar historia, pero, por ejemplo, yo no pondría el preámbulo a la ley de memorial histórico que hicieron en Cataluña. "Yo no quiero que un Parlamento me cuente la historia de mi país", resalta el autor.

Por último, señala que hemos tenido un periodo muy largo de relación entre los dos partidos en los que estaba excluida la posibilidad, ya de antemano, de alcanzar acuerdos que se refieren al Estado o a la reforma de la Constitución, una reforma que es "totalmente necesaria" y advierte que se ha paralizado la vida política y ha hecho que mucha gente se encuentre desafecta y que piense que los políticos son un problema en sí.

"¿Y qué ocurre con los intelectuales? El intelectual hoy es un profesional limitado a hablar de aquello en lo que se siente competente", explica este historiador, que ya está trabajando en un nuevo proyecto literario: un libro sobre la Transición y la democracia, enmarcado en una historia de España que está publicando la editorial Marcial Pons.

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