La apodaban La Mélinite, como la melinita, una sustancia explosiva.

La bailarina Jane Avril (1868-1943) fue una de las estrellas del cabaret parisino Moulin Rouge en la última década del siglo XIX. Era seductora y exótica, irresistible para un pintor amigo de la noche como Henri de Toulouse-Lautrec, que la retrató con detallada admiración.

Avril y Lautrec  fueron amigos íntimos. Desde pósters para sus actuaciones a refinados lienzos, el artista se dedicó a explorar todos los aspectos de la personalidad de la excéntrica bailarina. Los trabajos en papel son más exuberantes y frívolos que los lienzos, que muestran a Avril con una belleza exenta de los artificios del cabaret.

La galería Courtaud de Londres inaugura Toulouse-Lautrec and Jane Avril: Beyond the Moulin Rouge (Toulouse-Lautrec y Jane Avril: Más allá del Moulin Rouge), la colección de obras de Lautrec que ilustra la amistad entre estos dos bohemios en París, un tándem creativo que inspiró buena parte de la obra del pintor.

Jeanne Beaudon era el nombre real de la chica de los tirabuzones. Era hija de la amante de un marqués que las abandonó. Fue maltratada en su infancia y se escapó de casa a los 13 años. En la adolescencia la ingresaron en un sanatorio: tenía convulsiones neurológicas, un síntoma que los médicos convertían en enfermedad y catalogaban de manera torpe como el baile de San Vito.

Fue precisamente en un baile organizado por el hospital para los pacientes cuando Avril empezó con la danza. A los 20 años ya era una profesional, una archiconocida estrella de las noches del barrio parisino de Montmartre. En sus actuaciones en el Moulin Rouge cautivaba en su modo de combinar con maestría la danza con una imagen de sofisticación y excentricidad.

Avril, que inspiró el personaje de Nicole Kidman en la película Moulin Rouge (2001), era conocida como L'Etrange (La Rara) o Jane La Folle (Jane la Loca). Los que la veían bailar decían que sus contorsiones recordaban a "una orquídea frenética".

La muestra de la galería Courtaud revela nuevas investigaciones sobre los movimientos extremos que componían las coreografías de Avril y los relaciona con las teorías médicas de la época sobre la histeria femenina. Tal vez la particular escuela de la bailarina fueran los pacientes del hospital en que estuvo interna.

Los óleos, los carteles Art Nouveau, documentación, fotos de Avril e incluso de Lautrec poniéndose sombreros y chales de ella se reunen en esta muestra que rescata a una de las parejas artísticas más excesivas de finales del siglo XIX.