Los atracos comenzaron en Otura para seguir en Ogíjares, Huétor Santillán, Maracena, La Zubia, Albolote, Padul, Cenes de la Vega, Churriana y Cijuela. Los ladrones siempre actuaban de la misma forma: robaban un coche en Granada capital y con él acudían, con gorra y gafas de sol, al supermercado que habían seleccionado, empujaban e intimidaban a los empleados con una navaja o destornillador y se llevaban la caja registradora.