El laboratorio municipal es implacable. El 3 de abril redactó un informe demoledor sobre el mercado de O Progreso: restos orgánicos descomponiéndose en los desagües, agujeros en el techo, goteras, cucarachas, un extintor inutilizado, un grifo sin pileta, aseos sin ventilar y cables eléctricos colgando, entre otras deficiencias. El resultado es un ultimátum para la concesionaria: será sancionada y podría perder la concesión si en tres meses no lo arregla todo. En dos semanas tendrá que garantizarlo.Y hay más. El arquitecto municipal ve la estructura del edificio deteriorada y problemas de seguridad. El servicio de electromecánicos halló un montacargas averiado, una ventilación deficiente y bocas de incendio sin presión, pero no la preceptiva iluminación de emergencia ni el dispositivo contra incendios.