Curiosidad biológica
«Somos algo así como el control de calidad de los hospitales», explica este médico que lleva 35 años ejerciendo la anatomía patológica. Su vocación se remonta a sus tiempos de estudiante, empujado por «las curiosidad biológica», aunque admite que «la personalidad» también tiene que ver con esta elección.
«Somos tímidos y solitarios, nos refugiamos en los microscopios, vemos la vida a través de las células», asegura. «La anatomía patológica se remonta al Renacimiento, cuando se practican las primeras autopsias y disecciones para relacionar los síntomas del enfermo con las alteraciones de los órganos. En el siglo xix, Virchow enuncia que las enfermedades están causadas por las alteraciones de los tejidos», relata. Hace unos años abandonó la docencia un tanto «desencantado». Hace 25 años que practica tai chi y esgrima. «También soy del Barça», bromea.
Rodeado de cadáveres
Asegura que con esta especialidad «nadie se hace rico». Además de tímidos, los anatomopatólogos son «pragmáticos y más irónicos ante la vida». «Relativizamos las cosas porque estamos rodeados de cadáveres y fragmentos de personas. Por eso, procuramos vivir la vida a lo ancho y no a lo largo».
Las muestras de tejidos que se analizan se guardan, al menos mientras viva el paciente. «Tumores extraídos hace 15 años pueden ser sometidos hoy a técnicas imposibles entonces que ayudan a mejorar tratamientos», apunta. Desde que aparecieron las técnicas del ADN, un juez puede reclamar en cualquier momento una prueba de identificación.
Próxima entrega
Toni Sánchez. Productor musical.
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