'Makoki': El Deadpool de Barcelona quiere su película, chonis

El mercenario bocazas dirá lo que quiera, pero el majara eléctrico creado por Gallardo ('María y yo') llegó antes y merece pasar al cine. ¡Cagüen la copenaria!
'Makoki': El Deadpool de Barcelona quiere su película, chonis
'Makoki': El Deadpool de Barcelona quiere su película, chonis
'Makoki': El Deadpool de Barcelona quiere su película, chonis

Han hecho falta diez años largos (los que van entre el estreno de Iron Man y el día presente), pero parece que el momento ya llega: este invierno, cuando Superlópez llegue a los cines, podremos decir que el cine de superhéroes made in Spain ya es un hecho. Pero este país es como es, así que ya se nos han pasado los plazos y hace falta algo más hardcore para acabar de enganchar al público. Aquí lo necesario es un filme orientado a gente ya crecidita (a falta de un 'R rating' que luzca en los pósters, una calificación para mayores de 18 puede valer) que haga las veces de Deadpool cañí. Sus requisitos: un protagonista majara aficionado a la ultraviolencia, al lenguaje malsonante y a romper la cuarta pared para llenar al espectador de improperios. Y, aunque parezca raro, nuestro cómic ya dispone de semejante protagonista. Hablamos de un engendro que nació en 1977 (14 años antes que el mercenario bocazas: chúpate esa) y cuyo nombre es... ¡Makoki!

Si les suena ese nombre, es natural: aunque ahora sea víctima de un cierto olvido (pese al cual sus aventuras siguen siendo reeditadas), este macarra barcelonés con electrodos en la cabeza fue todo un fenómeno social en la España de los 80. Hasta tal punto fue así que seguramente, a poco que hayan cumplido ya unas décadas, ustedes han oído apodar 'el Makoki' a cualquier individuo de aspecto excéntrico o patibulario. De modo que sorprende todavía más recordar que uno de los creadores de esta bestia parda fue Miguel Gallardo, ahora cotizadísimo ilustrador y autor de obras tan sensibles como María y yo. Junto a sus compinches Juan Mediavilla Felipe Borrallo (también 'Von Rayo' o 'Bon Rallo', dependiendo de qué ficha policial se consulte), Gallardo parió las viñetas de Makoki y su delirante pandilla de forma maravillosamente irregular hasta 1994.

Viñeta del cómic 'Makoki', dibujado por Miguel Gallardo.
Viñeta del cómic 'Makoki', dibujado por Miguel Gallardo.
Cinemanía

Pero basta ya de historia y vayamos al lío. El origen ficticio de Makoki se encuentra, como no podía ser de otra manera, en un psiquiátrico: a consecuencia de un accidente en plena sesión de electroshock ("Te voy a dar unos voltios que van a ser demasiao pa tu cabesa", dice el psiquiatra), el majara Makoki sale pitando de la institución tras haber montado en ella tremenda carnicería usando una botella rota. Con los cables perpetuamente pegados al cuero cabelludo, cosa que le sirve para cortocircuitar cualquier cacharro eléctrico, nuestro héroe se desenvuelve desde entonces en los ambientes más mugrientos de Barcelona, sembrando siempre la destrucción de forma jocosa a la par que gore. Los hippies (era la época) y los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado son sus víctimas favoritas.

A tamaño agente del caos le corresponde un corral de secundarios a su altura. Y vaya si se pusieron a esto Gallardo y Mediavilla. Como los orígenes de su protagonista estaban en el cómic underground más bestia, en lugar de en los pulcros salones de Marvel, los autores del cómic tenían carta blanca para diseñar alimañas como Morgan (el saco de músculos), el doctor Otto (el científico de pasado nazi), Emociones (el psicópata) y Cuco (el delincuente veterano con más conchas que un galápago) son sus compañeros más habituales. Y a ellos se suman dos personajes que, a fuer de popularidad, acabaron teniendo colecciones propias. Hablamos del Niñato (delincuente juvenil con pantagruélica hambre de drogas) y del Buitre Buitaker, ave carroñera, fascista y drogata que reside en la estatua de Colón y cuyas tiras cómicas llegaron a publicarse... ¡en el ABC! 

'Makoki': El Deadpool de Barcelona quiere su película, chonis

Si los aliados del héroe fueron creados con pocos miramientos, sus enemigos llegaron al mundo con menos sutileza aún. Cómo resistirse al encanto del comisario Loperena, ese veterano de la División Azul que todavía viste su uniforme de entonces y aplica a los rateros las mismas técnicas que a los bolcheviques en Krasny Bor. O al del inspector Pectol, policía más joven y 'demócrata' cuyas maneras harían las delicias de un Grande-Marlaska. Y no podemos olvidar a Robesto, matón argentino de físico hercúleo que (tras su infortunado primer encuentro con Makoki) acabará convertido en una suerte de Terminator que compagina la artillería pesada con un inacabable repertorio de tangos. A estas alturas, cualquier director de casting con dos dedos de frente debería estar en éxtasis.

Como hemos dicho antes, las aventuras de Makoki y sus piltrafas del arroyo terminaron en 1994. Antes de eso habían llegado las inevitables desavenencias entre los creadores y la publicación de historietas sin demasiado fuste, escritas por Borrallo con la colaboración de otros dibujantes. "Cuando vi a Makoki en chándal pensé que había llegado la hora de acabar con ello", señaló Gallardo al explicar por qué le había dado el pasaporte en el álbum La muerte de Makoki. 

Makoki desencadenado from Miguel Gallardo on Vimeo.

Pero antes de ese final habían aparecido historietas como Fuga en la Modelo (el momento más gloriosamente apocalíptico del personaje), cuya huella puede apreciarse claramente en muchas historietas de otros autores… y también en películas: sin ir más lejos, El día de la Bestia es un filme al que el ADN makokiano se le sale por los poros. Pese a ello, nuestro héroe sigue sin tener una adaptación audiovisual en condiciones: lo más parecido fue el corto Makoki desencadenado, falso tráiler realizado en los 90 para un proyecto de serie televisiva.

Así pues, ha llegado el momento de exigirlo: por su importancia en la historia del cómic mundial, por lo mucho que hacen falta proyectos desvergonzados que nos saquen los colores y porque ese espabilado de Deadpool no aguantaría ni medio asalto frente a él, Makoki necesita su película y la necesita ya, para dejar la Barcelona actual hecha un solar de podredumbre. Y, si no se la dan, nos ofrecemos para proporcionarles a los interesados una cita a ciegas con el susodicho y sus amigotes en un lugar selecto del Raval, de la Ciutat Vella o de Sant Adriá del Besós. Seguro que eso les hace cambiar de idea...

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