A pesar de eso, la Policía Local sólo pilló durante el año pasado a diez dueños por dejar ‘olvidadas’ las cacas de sus perros en la vía pública. Estas acciones son faltas leves en la Ordenanza Municipal de Animales, con multas de entre 30 y 300 euros.
Mientras, el resto de los vecinos tienen que esquivar más heces caninas en las calles. Sólo durante el año pasado el servicio municipal de limpieza recogió 3,7 toneladas de excrementos caninos, 300 kilos más que en 2004 y 700 más que en 2000 (ese año se recogieron 3.000 kilos).
La concienciación...
... escasea: En la ciudad hay censados 15.000 canes, pero el problema no está en ellos, sino en sus propietarios. «El que tiene un perro debería llevar sus propias bolsas, pero falta esa concienciación», asegura el concejal de Medio Ambiente, Florencio Cardador.
La Policía Local se encarga de vigilar estos comportamientos incívicos y, aunque en lo que va de año no se han puesto nuevas multas, no bajará la guardia.
La mascota, bien atada
Dejar a un perro suelto por la ciudad puede salirle muy caro a su dueño. El Ayuntamiento establece multas de entre 30 y 300 euros para los vecinos que no lleven bien atados a sus perros y cada vez sorprenden a más en plena faena. En 2005, la Concejalía de Medio Ambiente tramitó 38 multas (más de tres al mes) por este motivo. Y según informaron los responsables de este departamento, en lo que va de año ya se han impuesto ocho sanciones. Recomiendan a los dueños que cumplan la normativa.
Una ciudad ¿de perros?
Paso restringido a los parques: Los 15.000 perros que hay censados en A Coruña tienen prohibido el paso a los diferentes parques que hay por la ciudad.
¿Y adónde se los puede llevar?: En la actualidad sólo hay cinco áreas verdes habilitadas para pasear a los canes: Santa Margarita, Eirís, Bens, Barrio de las Flores y la Torre, aunque el objetivo es crear más. «Queremos hacer una en cada gran parque que se cree», señala el concejal de Medio Ambiente, Florencio Cardador.
Sin dispensadores de bolsas: No los hay en la ciudad. El Consistorio no prevé su instalación porque cree que es una responsabilidad de los dueños de las mascotas.
Deben ir con el chip puesto: Lo obliga la ordenanza municipal. Además, la Policía Local puede parar a un dueño y exigirle el número identificativo de la mascota. En caso de que no tenga ese chip, la multa puede llegar a los 300 euros.
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