Uno de los miradores más emblemáticos de la capital, el Faro de Moncloa, abrirá de nuevo al público a finales de año, según estimaciones del Ayuntamiento de Madrid, después de haber estado cerrado casi seis años por problemas de seguridad.
En 2009, el Ayuntamiento de Madrid decidió ponerse manos a la obra para darle estabilidad. Ya desde su inauguración, en 1992, el viento arrancó varias de las placas metálicas que lo cubrían y fue en 2005 cuando se decidió cerrarlo al público porque la electricidad estática que desprendía daba calambres a los madrileños que se asomaban a su barandilla.
En estos años, el Consistorio ha sustituido la escalera –demasiado estrecha– por una de mayor anchura para que cumpla con la normativa de seguridad. Las obras, que están "prácticamente terminadas", acabarán, según un portavoz municipal, a final de año –aunque deberían haber estado en 2010–, y "se baraja que en esa fecha pueda reabrir al público".
Una reforma de altura
Entre las mejoras que va a tener el Faro destaca el sistema de iluminación con bombillas LED que proyectarán sobre su mástil información de actividades de ocio de la capital, como ya se hace en otros monumentos europeos, como la Torre Eiffel de París. Además tendrá un nuevo ascensor, un montacargas, un vestíbulo de acceso y un mirador exterior. Se está estudiando que en lo más alto haya un restaurante.
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