Regreso al pasado: callejeando por la medina de Fez

Se acercan las vacaciones de verano, pero la crisis económica sigue aquí. Por eso, para buena parte de los españoles es fundamental elegir destinos turísticos económicos, y Marruecos siempre es una opción interesante en éste y en otros muchos sentidos.

Aquí ya hemos hablado de otras ciudades del país, como Marrakech o Rabat, de modo que hoy nos decantamos por la medina de Fez, capital cultural, religiosa y espiritual del reino alauí.

Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1981, la medina de Fez el-Bali (antiguo Fez) es el corazón y el orgullo de la más antigua y misteriosa de las cuatro Ciudades Imperiales (Marrakech, Mequinez y Rabat son las otras tres).

Adentrarse en sus 9.400 calles en las que el único medio de transporte es el burro (está considerada la mayor zona peatonal y la más extensa ciudadela medieval del planeta), supone un salto atrás en el tiempo que nos da una visión de cómo era la vida en la época medieval.

Si tiene tiempo de sobra, la manera más auténtica de conocer el barrio antiguo de Fez es dejarse llevar por el instinto. No tenga miedo a perderse, pues es parte del encanto. Además, cualquier niño estará gustoso de guiarle hasta la salida por unos cuantos dírhams.

Muchos turistas, en cambio, prefieren contratar los servicios de una guía oficial por un precio que ronda los de 300 dírhams (algo menos de 30 euros). Esta opción tiene indudables ventajas: el profesional le explicará algunos de los secretos de la medina, le llevará a los principales puntos de interés y evitará que multitud de vendedores y falsos guías entorpezcan su paso.

Además de albergar la universidad más antigua del mundo, la Universidad Al Qaraouiyyîn, la medina también acoge incontables monumentos de la época medieval, cuando Fez sustituyó momentáneamente a Marrakech como capital del reino marroquí.

La madrasa El-Attarine, considerada la más hermosa de la ciudad, y la mezquita Karaouiyine, símbolo de Fez y de su arquitectura además de la más impactante de Marruecos, son visitas obligadas, pero también hay palacios, residencias privadas y ‘fondouks’ de gran belleza.

Otro de los grandes atractivos de la medina consiste en descubrir la artesanía local: piezas en cobre, madera, telas y cuero, sobre todo. Precisamente, las curtidurías son una de las estampas más impresionantes y famosas de la medina. Desde plataformas situadas en alto, se pueden observar todos los estadios del proceso. Los visitantes reciben unas hojas de menta que les ayudan a soportar los hedores que desprenden los trabajos de curtir las pieles y sumergirlas en tintas naturales.

El aeropuerto de Sais está ubicado a 10 kilómetros del centro de Fez. Sin embargo, como no existen vuelos directos entre España y la localidad, lo normal es hacer escala en Casablanca. Si se encuentra en alguna de las ciudades principales de Marruecos, la mejor opción es utilizar el ferrocarril.

En cuanto al alojamiento, la medina cuenta con numerosos ‘riads’ en los que se puede pernoctar por un precio razonable, siempre y cuando no elija uno de los más lujosos.