¡Felices 31, Kirsten!: 11 momentos inolvidables de Kirsten Dunst

Hoy, 30 de abril, Kirsten Dunst soplará 31 velas en su tarta de cumpleaños. 31 años, de los cuales ha pasado 24 trabajando en el cine, desde que Woody Allen le diera su primera oportunidad en su segmento Edipo reprimido para la colectiva Historias de Nueva York (1989). Esta misma tarde puedes ir al cine a felicitarla viendo cualquiera de sus dos películas en cartel, Un amor entre dos mundos (2012) y On the Road (2012), pero además te ofrecemos un repaso a los momentos más inolvidables de la prolífica carrera de una de las mejores actrices de su generación.

Primeros colmillos

Puede que no tenga un recuerdo muy agradable de su beso con Brad Pitt a los 11 años, pero la gran y matizada interpretación que hizo como la pizpireta y trágica Claudia en Entrevista con el vampiro (1994) le valió una nominación al Globo de Oro (la única de su carrera) y el título permanente de actriz prepubescente prodigio de los años 90.

Juegos de guerra

Jumanji (1995), La cortina de humo (1997) o Pequeños guerreros (1998) fueron algunas de las películas más reivindicables en las que participó durante los años siguientes, mientras su fama crecía a golpe de episodio de Urgencias (en la época de George Clooney) y ya empezaba a prefigurarse como estrella adolescente.

Haciendo amigas

En la gamberra Muérete, bonita (1999) coincidió con una debutante Amy Adams y durante la batalla épica de animadoras de A por todas (2000) hizo buenas migas con Eliza Dushku, pero su auténtica conexión fue con Michelle Williams a raíz de Aventuras en la Casa Blanca (1999), que ambas protagonizaron haciéndose amigas por el camino. Qué bien sienta que se guste entre sí la gente que te gusta.

De estrella teen a rom-com queen

Aunque afortunadamente son tiempos que quedan lejanos, Dunst atravesó una racha como protagonista de comedias románticas y películas blandas muy poco aprovechables. Así es el amor (2001), Amor loco, amor prohibido (2001), La sonrisa de Mona Lisa (2003) o Wimbledon (2004) corrían el riesgo de encasillar una carrera, pero la actriz logró desquitarse con su papel en ¡Olvídate de mí! (2004), la anti-comedia romántica de Michel Gondry.

Kirsten + Sofia = BFF

Las vírgenes suicidas (1999) fue tan importante para la carrera de Sofia Coppola, que debutaba en el largometraje, como para la de Kirsten Dunst, la hermana Lisbon que nadie pudo olvidar. Siete años después, la directora volvió a contar con ella como su María Antonieta (2006) pop, capaz de bailar Siouxsie and the Banshees con corsé en pleno Versalles. También tiene un cameo (haciendo de sí misma) en The Bling Ring (2013), lo nuevo de Coppola, y hasta sale en el tráiler.

Besos bocabajo

Al principio, Sam Raimi quería a Alicia Witt. Pero, al enterarse de que el indie Tobey Maguire había sido elegido como protagonista, Dunst decidió interesarse por esa superproducción que pretendía revitalizar el alicaído género superheroico: Spider-Man (2002). Un mes antes de que empezara el rodaje, lo consiguió; era la nueva Mary Jane Watson. Aunque ahora Emma Stone se haya ganado a pulso sustituirla en el imaginario arácnido, nadie como Kirsten nos enseñó lo sexy que resulta un beso bocabajo. Y ella fue ganando interés secuela a secuela (en Spider-Man 2 (2004) interpretaba a Oscar Wilde y todo), justo lo contrario que la trilogía.

Enamórese de una loca

Cierto, Elizabethtown (2004) no servirá para reconciliarnos con el cine de Cameron Crowe, pero, precisamente gracias al personaje de Dunst, hay que concederle el mérito de propiciar la invención del término Manic Pixie Dream Girl para designar a esas adorables pero lunáticas chicas de tus sueños como la azafata Claire.

Momentos musicales

Aunque al final de El maullido del gato (2001) (donde interpretaba a Marion Davies) cantó After You've Gone así de bien y ha tenido otros créditos cantarines, como en Spider-Man 3 (2007), la actriz no tiene ninguna intención de dedicarse profesionalmente a la música. "No, nunca lo haré. Funcionó con Barbra Streisand, pero hoy en día me parece algo muy cursi", ha dicho. Mientras, lo que sí hace es servir de modelo en videoclips como We All Go Back to Where We Belong, de R.E.M.

De la depresión a la risa

Alrededor de 2008 Dunst fue diagnosticada con depresión y se sometió a tratamiento. Justo después llegaron dos de sus actuaciones más crudas e intensas: la infeliz esposa de Ryan Gosling en All Good Things (2010) y la protagonista de Melancolía (2011), donde su experiencia traumática se unió a la de Lars Von Trier para dar lugar a una película tan bella como desoladora. Como resultado, en Cannes se llevó el premio de Mejor actriz y sobrevivió a la rueda de prensa más incómoda de su vida. Quizás para celebrarlo, ahora se ha vuelto más gamberra y sale desde en el glorioso desfile de gente guay Fight for Your Right Revisited (2011) como participa en la desfasada Despedida de soltera (2012), donde empieza siendo la responsable del grupo para desmelenarse tanto como sus compañeras.

Baño de luna

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