Cuando Rubens era un pintor propagandista del catolicismo

  • Exhiben un poco conocido retablo del pintor con Santa Teresa de Ávila intercediendo ante Cristo por las almas del Purgatorio.
  • Fue un encargo de la Iglesia Católica para hacer propaganda entre los protestantes.
  • El cuadro está en el Museo Boijmans Van Beuningen de Róterdam (Holanda).
El retablo propagandístico de Peter Paul Rubens
El retablo propagandístico de Peter Paul Rubens
Royal Museum of Fine Arts. © Lukas - Art in Flanders vzw
El retablo propagandístico de Peter Paul Rubens

El gran retablo, pintado para el altar de la iglesia del Convento de las Carmelitas Descalzas de Amberes (Holanda), tiene el trazo perfecto del prolífico Peter Paul Rubens (1577-1640). Lo que resulta singular es la intención de la pieza: tratar de convencer a los protestantes, por medio de un encargo propagandístico, de la existencia del Purgatorio.

El monumental retablo, una pieza menor del gran catálogo de Rubens (se calcula que llegó a pintar 3.000 cuadros), ha sido cedido durante tres años al Museo Boijmans Van Beuningen de Róterdam, la pinacoteca holandesa con la mejor colección de la escuela flamenca. La pieza es propiedad del Museo Real de Bellas Artes de Amberes (Bélgica).

Pintado entre 1630 y 1635, cuando Rubens era un pintor consagrado y se había establecido en Amberes, el retablo se titula Teresa intercediendo por Bernardino de Mendoza en el Purgatorio.

Pidiendo perdón para un general de galeras

Muestra a Santa Teresa de Ávila -de la que Rubens ya había pintado el retrato más conocido- arrodillada ante Jesucristo. La monja, fundadora de las carmelitas descalzas, intenta mediar para que se acorte el sufrimiento de las almas que padecen el tormento temporal del Purgatorio, entre ellos Bernardino de Mendoza, general de galeras de la armada española, que aparece en la parte baja del retablo, tomando la mano de un ángel e implorando ser salvado de las llamas.

El retablo se ha incoporado a la exposición La colección enriquecida, con la que el Museo Boijmans Van Beuningen pretende mostrar, junto a sus fondos propios, obras de importancia de grandes maestros, entre ellos Hieronymus Bosch, Pieter Bruegel, Rembrandt, Durero, Tiziano y Tintoretto.

El comisario de la exposición, Peter Hecht, destaca la "fuerte impresión" que produce en el espectador el retablo de Rubens. "Las almas ardientes en el Purgatorio son en sí mismas una obra de arte y contrastan con la paz que desprende la figura de Santa Teresa".

La pieza es puro arte de propaganda. Fue encargada a Rubens por la Iglesia Católica para tratar de que los protestantes de los Paises Bajos entendiesen el dogma católico sobre el Purgatorio. "Es propaganda, pero propaganda de altísimo nivel", añade Hecht.

La época en la que Rubens pintó el retablo para la iglesia de las carmelitas fue una de las más creativas de su vida. En 1630, cuatro años después de la muerte de su primera esposa, el pintor, que tenía 53 años, se casó con Hélène Fourment, de 16. La muchacha fue la musa y voluptuosa modelo de algunos de sus cuadros más conocidos. Algunos son propiedad del Museo Nacional del Prado: El juicio de Paris y Las tres Gracias.

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