El confort del Ibiza ST frente al espacio del Clio Grandtour

Antiguamente, los familiares desarrollados sobre la base de los utilitarios eran más bien coches poco aparentes destinados a un uso profesional. Sólo hay que pensar en el VW Polo Variant o en el Fiat Palio Weekend. Siempre han sido vehículos prácticos, aunque a todas luces poco elegantes o atractivos. Sin embargo, hoy en día esto ha cambiado, tal y como demuestran los dos representantes que hemos comparado: el Renault Clio Grandtour y el Seat Ibiza ST.

Dejamos en manos de los lectores la decisión sobre cuál de estos dos familiares de 4,23 metros de longitud ganaría un concurso de belleza. Lo que sí es un hecho es que, desde el punto de vista estético, el Seat parece un familiar más adaptado a nuestros días que el Renault. Su morro de líneas marcadas, el diseño descarado del perfil de las puertas y la zaga alta e inclinada otorgan al hermano español del VW Polo un aspecto deportivo. En comparación directa, el Renault ofrece un aspecto casi demasiado sencillo e incluso algo anticuado.

Sin embargo, su corte algo más conservador no sólo le otorga una visibilidad ligeramente mejor, sino también una mayor capacidad de almacenamiento en el maletero. Con el banco trasero en posición normal, el compartimento situado justo detrás puede albergar 403 litros de equipaje, aunque si plegamos el banco de división asimétrica, entonces la capacidad se dispara hasta los 1.277 litros. En el caso del Seat, con los asientos en posición normal gana la partida con un volumen de carga de 430 litros, aunque si lo que nos interesa es la capacidad máxima, entonces nos tendremos que conformar con 1.164 litros. Además, el Ibiza no dispone de red de separación para el maletero, ni siquiera de forma opcional.

Asimismo, el modelo francés destaca por contar con un portón trasero grande y de amplia abertura con un plano de carga bajo, algo que facilita enormemente las maniobras de carga. Sin embargo, en ambos casos para abatir el banco trasero es necesario retirar primero los reposacabezas y levantar las superficies de asiento. Parece evidente que los sistemas de desmontaje fácil en una sola maniobra todavía están reservados a las categorías de vehículos superiores.

Al menos en el Seat, el interior sí que cumple los estándares aplicables al segmento de los compactos. Resulta evidente que los españoles han dado mucha importancia al diseño; el salpicadero se presenta elegante, moderno y, pese a todo, ordenado. Sin embargo, en la radio los botones destinados a la selección de emisoras han desaparecido víctimas de este mismo diseño, pudiéndose seleccionar ahora a través del menú pero no mediante selección directa.

Aunque el salpicadero del Renault sí cuenta con dichos botones y su aspecto no es menos elegante que el del Seat, la impresión general es que es demasiado tosco. A diferencia de la solución portátil de Seat, el Clio cuenta con un navegador integrado del que no obstante se puede prescindir sin miedo. El manejo a través del mando a distancia bluetooth es malo y en lo que respecta a la representación de gráficos cualquier aparato móvil de un establecimiento especializado es mejor.

La oferta de espacio para los pasajeros es similar en ambos casos. Si bien la primera fila resulta bastante cómoda, la segunda es un poco estrecha. Si los ocupantes de la parte delantera no son demasiado grandes, la zona trasera resultará cómoda para trayectos no demasiado largos. Los asientos son en ambas opciones sumamente cómodos, aunque en el caso del Renault molesta un poco la posición elevada del mismo y el hecho de que el volante sólo se pueda regular en altura pero no en profundidad. En el Ibiza es posible encontrar más fácilmente una buena posición de conducción.

Cómodo es un adjetivo que también se ajusta a la configuración del chasis del Seat, el cual neutraliza suavemente las irregularidades y amortigua a la perfección las juntas transversales de la calzada. Al contrario de lo que cabe esperar de un automóvil francés, este Renault se muestra algo más brusco en marcha, dando parte a los ocupantes en todo momento del estado de la carretera. En cambio, nos permite trazar curvas a mayor velocidad sin que el ESP tenga venir en nuestra ayuda. Una dirección muy precisa completa el carácter deportivo del Renault.

Ambos propulsores tienen también un carácter bastante deportivo, a pesar de extraer su potencia de tan sólo 1,2 litros de cilindrada. Sin embargo, en ambos casos el turbocompresor resulta muy útil. El Renault se presenta con 100 CV de potencia y genera un par motor máximo de 155 Nm. El Seat se queda en 135 Nm de par motor aunque con sus 105 CV le gana la partida al Renault.

Este plus de potencia, junto con una clara ventaja en el peso, le otorga al Ibiza un arranque más potente. En el tiempo de aceleración de 0 a 100 km/h el modelo español es ligeramente más rápido que el francés. Y no es de extrañar, ya que el Seat pesa 1.075 kilos, es decir 120 kg menos que el Renault, si bien cabe mencionar que éste último también es suficientemente potente. Con un tiempo de aceleración de 11,2 segundos, el Clio pierde la apuesta frente al español por un segundo. En ambos casos la velocidad máxima ronda los 190 km/h, lo que resulta más que suficiente para un familiar.

Ambos familiares están equipados con un cambio de marchas de cinco velocidades que, si bien es habitual para su segmento, sí nos hace echar de menos una sexta marcha de vez en cuando. Sobre todo en trayectos largos por autopista uno desearía contar con una marcha más, no necesariamente para ir más rápido, sino para reducir el nivel de ruido, puesto que a 130 km/h ambos resultan bastante ruidosos. Además, una marcha adicional podría contribuir también a reducir el consumo de combustible.

Esto es lo que hacen precisamente las funciones Ecomotive del Seat que tuvimos la posibilidad de probar, en especial el sistema de parada y arranque. Aunque ayuda a ahorrar combustible, éste cuenta con un relé cuyos continuos clics resulta imposible no escuchar. Sin embargo, la factura del combustible demuestra que merece la pena. El Ibiza ST objeto de la prueba registró un consumo de 7 litros exactos. Aunque esta cifra supera en 1,9 litros el cálculo en el ciclo UE sigue siendo medio litro menos que el valor registrado por el Renault en nuestra prueba de 100 km.

En lo que respecta al equipamiento, el Renault 1.2 TCe 100 viene equipado de serie con faros antiniebla, aire acondicionado, elevalunas eléctricos delanteros, asiento del conductor regulable en altura, radio CD, ordenador de a bordo y llantas de aleación de 15 pulgadas desde 14.100 euros. En el caso del Seat el precio sube hasta los 16.400 euros.

Los sensores de luz y lluvia, el dispositivo de ayuda al aparcamiento, la conexión USB o, por ejemplo, los asientos calefactados tienen en ambos casos un precio adicional aproximado de 1.000 euros, aunque con estos componentes el equipamiento de estos pequeños familiares sería excelente.

Por la mañana temprano a la oficina, por la tarde a hacer la compra, el fin de semana de excursión a las montañas con las bicicletas y en vacaciones un gran viaje con toda la familia. Todas estas son las funciones que debe cumplir hoy en día un automóvil, y a ser posible consumir más bien poco. Con el Ibiza ST y el Clio Grandtour tanto Seat como Renault han dado de lleno en la diana en el segmento de los familiares pequeños. Seat se alza con la victoria en los apartados de confort y motor, ya que su opción es más elegante y posee el motor más potente, a la vez que el más eficiente. En cambio, el Renault de desarrollo propio destaca por su maletero más grande y fácil de cargar y por contar con la configuración de chasis más deportiva de los dos. Y, además, es el más económico en su adquisición.