Shaila ha pasado por momentos muy duros: la pérdida de su madre, Rocío Dúrcal, y la ruptura de su familia. Pero también ha vivido momentos muy felices, como su boda con el productor mexicano Dorio Ferreira, hace tres años, y la de su hermana, Carmen Morales, con el empresario madrileño Luis Guerra, que se celebró recientemente en Ibiza con su padre, Júnior, sentando las bases de una aparente reconciliación familiar.

Shaila nunca pierde la sonrisa, y así lo demostró hace unos días en Madrid, donde respondió con simpatía al asedio de la prensa durante la presentación del perfume Escada Taj Sunset. "Soy muy amorosa, me encanta ver feliz a todo el mundo y sacarle la sonrisa a alguien que está serio o que tiene un día malo. Creo que mi madre también era así". ¿Es que nunca se viene abajo? "Sí, a veces –admite–, pero tengo a mi marido, que me levanta. Todos tenemos momentos difíciles, pero hay que buscar soluciones para seguir adelante".

Ahora vive un momento muy feliz. Tras pasar ocho años en México arropada por un pueblo que ha adorado a su madre, ha pasado a engrosar la colonia de españoles en Los Ángeles (junto a Penélope Cruz y Javier Bardem, Elsa Pataky, Pau Gasol...). Tiene por delante dos nuevos discos, uno de rancheras y otro pop, y un calendario de conciertos por Norteamérica. Dice que trabajar con su marido no desgasta su relación. "Hay que tener una barrera entre lo profesional y lo personal. Cuando discutimos de trabajo, no nos afecta en lo personal. Hay que tener buena comunicación. Somos nuestros mejores amigos, nos encanta estar pegados el uno al otro", explica.

Es la única de los tres hermanos que aún no tiene niños, y no por falta de ganas: "¡Tengo muchas ganas de ser mami! Pero ahora estoy centrada en mi carrera". Por ahora se entrena con la hija de Dorio, de siete años.

"La pequeñina nos tiene locos –confiesa–. Cuando viene a un concierto me pone la botellita de agua. "Esta agua no la toquen, que es de Shaila", dice. Organiza a los músicos, pone cosas, quita cosas... es más rica... He cambiado mucho por ella, me ha ayudado a comer más sano, a dejar de fumar... Los niños vienen a reeducarnos y ahora estoy reacomodando mi vida. Para el día que tenga un pequeño ya tendré una casa más organizada y decente, no tan nómada como ahora". ¿Lo hará pronto?

La boda en Ibiza de Carmen Morales logró lo que parecía imposible: reunir a toda la familia. Shaila ha hecho mucho durante años por conseguir la reconciliación entre sus hermanos y su padre, Júnior, pero se quita protagonismo: "No solo ha sido cosa mía, ha sido de todos -asegura-. Cuando hay una pérdida tan grande como la de una mami, que es el pilar de todas las cosas, la piña se cae al suelo y se hace pedazos. Hay que volver a ser una piña, mucha gente está pasando por lo mismo. Está a la orden del día".