Se acerca el festival de Cannes. Coges tu guía con las cintas a concurso y comienzas a repasar directores, actores y, sobre todo, sinopsis. Pones un círculo en rojo a Habemus Papam, el nuevo trabajo de Nanni Moretti que retrata la relación de un Papa recién salido de un cónclave con un psicoanalista. Vas entusiasmado a la proyección y, sin saber por qué, sales de la sala decepcionado. Posiblemente este relato lo pueda firmar tres cuartas partes de la audiencia de hoy de la sala Lumière de Cannes después de la proyección de Moretti. ¿El motivo? Una historia que no engancha y que, pese a comenzar muy bien, acaba yendo cuesta abajo.

Así es el viaje del corto papado que propone Moretti. Tras el cónclave que supone la elección de un nuevo pontífice, francés para más señas, el caos se apodera del Vaticano: el nuevo jefe de la Iglesia se niega a aparecer en público y revelar su identidad. Primero; pide tiempo. Más tarde; la propia iglesia decide que lo mejor es que un psicoanalista le ayude a prepararse para las responsabilidades que se le avecinan. Y cuando la cosa se va a poner interesante, el nuevo Papa decide darse a la fuga y recorrer Roma bajo un anonimato que le ayudará a tomar una decisión definitiva.

Son los primeros minutos de Habemus Papam los que mejor funcionan. Moretti sabe mezclar con gran acierto la solemnidad de un acontecimiento cercano a lo divino con el humor más básico. Y en ese juego de contrastes la cinta comienza con muy buen pie. Pero cuando se acerca la carne, la relación entre Papa y psicoanalista, interpretado por el propio Moretti, queda una sensación de coitus interruptus producida por la desaparición del pontífice.

El día a día de una brigada

Polisse pasará seguramente más desapercibida que Habemus Papam, aunque solo sea por el revuelo que esta puede ocasionar y la polémica gratuita que le generará la Iglesia cuando llegue su estreno (en Italia ya ha sucedido), pero ha dejado a nivel general bastante buen sabor de boca. Dirigida por la francesa Maïwenn, ya se sabe que hay que rellenar cuota de cine nacional, es un retrato un poco alargado de una grupo policial especializado en tratar crímenes pedófilos o delitos en los que haya menores envueltos.

El retrato de Maïwenn es interesante y sabe ilustrar de forma bastante sobria un mundo demasiado turbio. La pega es que el plano general de este grupo puede ser muy acertado pero se queda simplemente en eso, sin lograr que la acción avance demasiado. Una tónica que se repite a lo largo de más de dos horas, cuando se podría haber explicado lo mismo en noventa minutos.

Pero para los que busquen emociones fuertes, mañana es el día indicado. Carreras, empujones, y gritos de histeria no van a faltar. Abordan la Croisette los protagonistas de la nueva entrega de Piratas del Caribe, con Johnnie Depp a la cabeza y nuestra Penélope Cruz como estrella femenina. La carnaza está servida. Dejen paso a las palomitas.