Baleares, con una sismicidad baja o moderada, carece de estudios sobre la vulnerabilidad de los edificios

En 2003 un terremoto en la Costa de Argel provocó un tsunami que ocasionó daños materiales en algunas embarcaciones de la costa balear

Las Islas Baleares, pese a tener un riesgo de sismicidad bajo o moderado, cuenta desde el año 2005 con un Plan especial de emergencias sísmicas (Geobal) elaborado para hacer frente a eventuales fenómenos de esta naturaleza, pero carece de estudios sobre la vulnerabilidad de los edificios.

Así lo ha explicado, en declaraciones a Europa Press, la directora de gestión del Servicio de Emergencias 112, Isabel Juste, quien ha indicado que no se puede establecer qué nivel sísmico "podría soportar" el archipiélago, puesto que depende de "muchos factores", como la densidad de población que haya en ese momento, la distribución de los edificios o la altura y antigüedad de los mismos inmuebles. En función de estas variables, los daños podrían ser "mayores".

Sin embargo, Juste ha señalado que según el Plan especial de la comunidad, para que las islas sufrieran un "seísmo destructor", éste tendría que ser superior a los ocho grados en la escala prevista en dicho plan, que contempla 12 niveles (diferentes a los de la escala de Richter).

Juste ha señalado que la comunidad, a nivel organizativo, está "preparada" para hacer frente a un terremoto y, en este sentido, ha detallado que Geobal prevé diferentes niveles de actuación en función de la gravedad del seísmo.

Así, existe una prealerta cuando el fenómeno sísmico lo perciben los ciudadanos pero el temblor no requiere una actuación; un nivel de emergencia, que se activa cuando se producen daños en personas o bienes y, posteriormente, uno de normalización o rehabilitación de las zonas afectadas.

A su vez, ha relatado, el estado de emergencia está subdividido en tres subniveles en función de su gravedad. El primer caso, aborda los terremotos que han tenido lugar pero cuando la protección de la población está asegurada mediante el empleo de los propios recursos de la comunidad, mientras que el segundo se refiere a "casos más graves" y en el tercero es necesario "pedir ayuda a nivel nacional".

Juste ha recordado que el último fenómeno de estas características que afectó a las islas fue un terremoto que tuvo lugar en la Costa de Argel en el 2003, cuando la onda expansiva provocó un tsunami que ocasionó daños materiales en algunas embarcaciones amarradas en zonas como Portocolom, Cala Rajada o Ses Salines.

Finalmente, ha incidido que, en el caso de que las islas tuviesen que afrontar un terremoto, los efectivos que se podrían en marcha serían "todos los disponibles", esto es, sanitarios, bomberos, Protección Civil, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, así como todos los grupos de apoyo y las unidades caninas, entre otros.

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