Familias de desahuciados forman su nuevo hogar incluso en campos de fútbol abandonados

  • Después de perder el trabajo y el piso, la familia de Mohamed ha creado un nuevo hogar en las instalaciones ruinosas del campo de fútbol del Racing Garvin.
  • "Vi que había gente viviendo aquí dentro e hice lo mismo", asegura.
  • El Ayuntamiento ha "iniciado el trámite judicial para proceder al desalojo y se está en espera de resolución judicial".
Un joven sale del vestuario del antiguo equipo de fútbol del Racing Garvin, en Lucero (Latina). El campo de juego es ahora un poblado chabolista.
Un joven sale del vestuario del antiguo equipo de fútbol del Racing Garvin, en Lucero (Latina). El campo de juego es ahora un poblado chabolista.
Jorge París
Un joven sale del vestuario del antiguo equipo de fútbol del Racing Garvin, en Lucero (Latina). El campo de juego es ahora un poblado chabolista.

Pese a su nombre de origen magrebí, Mohamed es español. Nació en Aluche hace 20 años, hijo de una familia inmigrante. Su vida siempre fue humilde, pero el trabajo de su padre en la construcción les daba para vivir sin pasar hambre ni frío en un piso de alquiler. Siempre rozó la pobreza, pero jamás imaginó que en mayo de 2011 estaría viviendo en el vestuario de un campo de fútbol abandonado, rodeado de otras familias que, como la suya, se vieron en la calle de la noche a la mañana.

Después de perder el trabajo y el piso, la familia de Mohamed ha creado un nuevo hogar en las instalaciones ruinosas del campo de fútbol del Racing Garvin, el antiguo equipo del barrio de Lucero (Latina), que dejó de jugar en 2009. Una treintena de personas han aprovechado la permisividad del propietario para acampar en los vestuarios, en el bar o bajo las porterías. "Vi que había gente viviendo aquí dentro e hice lo mismo. El dueño nunca pasa por aquí. La Policía vigila a diario, pero nunca nos echan", cuenta Titin, un rumano que vive de la mendicidad y la chatarra.

El Ayuntamiento ha "iniciado el trámite judicial para proceder al desalojo y se está en espera de resolución judicial", explican fuentes de la Junta municipal de Latina. La responsabilidad de echarlos recae sobre el propietario de los terrenos pero, ante su pasividad, el Consistorio ha tenido que pedir la intervención del juez "por ejecución sustitutoria". Los vecinos llevan dos años pidiendo el desalojo: "Montan fiestas, y hay niños viviendo entre ratas y basura. No viven de forma digna y es una molestia", según Társila Martínez, de la asociación de Lucero.

La situación del Racing Garvin se repite por toda la capital. "Desde que empezó la crisis, con el paro y los desahucios, ocupan cualquier solar, obra o parque, y en unas horas levantan una chabola", apunta el responsable de Seguridad y Convivencia de la Federación de Vecinos, Manuel Osuna.

Hasta ahora, el chabolismo era un fenómeno exclusivo de los grandes descampados de la periferia, pero se empieza a dispersar por todos los barrios. El Instituto de Realojo e Inserción Social (Iris), de la Comunidad, registra dos grandes poblados y 20 pequeños núcleos chabolistas, con 597 infraviviendas y 2.100 habitantes. Pero esta cifra varía cada minuto. El Ayuntamiento, consciente del peligro de que se extiendan, obliga a los dueños de solares a cerrarlos e intenta desalojarlos con celeridad. Sin embargo, "ellos son más rápidos; si los echan se van a otro lugar o vuelven pasadas unas semanas", dice Osuna.

En Carabanchel o Retiro

Es lo que ocurre con los ocupantes de un edificio semiabandonado del Ministerio de Educación, en la calle Matilde Hernández (Carabanchel). «Ha llegado a haber 100 personas viviendo allí. Los suelen desalojar, pero vuelven a ocuparlo», apunta Lourdes Hernández, de la coordinadora de vecinos de Caranbanchel. Aunque, de vez en cuando, la firmeza del propietario da frutos y consigue desalojar sus terrenos, como en la calle Barrilero (Retiro). Allí, un grupo de personas invadió una parcela aprovechando una obra paralizada. Hace un mes, el dueño los echó y, de momento, no han vuelto a levantar chabolas.

Mimbreras y Santa Catalina

El plan municipal y regional para erradicar el chabolismo en 2011 sigue sus pasos. De los 13 grandes poblados que había en 2003 solo quedan dos, sin contar la Cañada Real: el de Mimbreras (Latina) y Santa Catalina (Puente de Vallecas). En los últimos meses, también intentan acorralar a los pequeños núcleos.

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