Alfredo (Alex O'Dogherty) acaba de pedirle matrimonio a Elena (María Esteve) y además está deseoso de tener una familia numerosa. Por si fuera poco, ella siente que su vida sexual ha muerto...

En la vida real, ¿podría estar con un hombre como Alfredo?

Al principio pensaba que no, porque tiene ideas de bombero retirado, pero a la vez es un cacho de pan... Solo hay que quitarle ese lado naíf. Fuera del plató la gente no es tan buena como Alfredo (risas). Sin duda, de entre lo que hay en el pueblo, mi Alfredo es lo mejor.

Dicen que escoge los papeles con lupa, ¿es cierto?

Sí, como soy tan de campo y playa, no me hace falta mucho dinero para vivir. Amo mi trabajo y si no lo tuviera me volvería loca, pero no dejo de trabajar para vivir. Así que a lo largo de mi carrera he procurado hacer papeles con los que me sintiera cómoda.

¿De cuál se siente más orgullosa?

Hay varios, pero sobre todo, de la obra En la cama. Siempre había rechazado proyectos con desnudos, porque me daban reparo. Pero este personaje me gustó porque era una historia sencilla y esas son las más difíciles. Claro que tenía que desnudar el alma y el cuerpo. Por primera vez me quité esas barreras por dentro y por fuera.

Y perdió ese miedo...

Me quedé en la gloria. No era un desnudo gratuito. Durante una época en el cine español parecía que todo eran tetas y culos. Me parecía espantoso.

¿No le gustaría hacer de mala?

Me encantaría (risas). Además lo disfrutaría como una loca.

¿La fama le ha cambiado?

No sé lo que es eso porque el día que nací ya se lió la del pulpo (risas). Tengo compañeros que son estrellas desde que se levantan hasta que se acuestan. Yo he vivido una realidad muy distinta, porque he tenido un ejemplo muy grande en casa.

Ser hija de quién es ¿abre o cierra puertas?

Ha sido complicado y si lo hubiese pensado en su día no habría hecho nada: es una presión grande. Llevar un apellido que no conocía nadie me ayudó... empecé de morena y haciendo castings por un tubo.

Y luego la gente supo quién era.

Al principio había personas que querían especular con eso porque veían un negocio, pero nunca lo he permitido. He desarrollado mi carrera con mucho trabajo y esfuerzo. Aunque siempre habrá mujeres, sobre todo mayores, que me reconocerán por mi apellido.

Pero ha conseguido dos nominaciones al Goya.

Con la segunda me quedé más tranquila porque mi nombre ya formaba parte de la industria. Y era fruto del trabajo que llevaba haciendo desde hacía mucho tiempo. Para cualquiera es complicado dedicarse a una profesión con unos padres que marcan tantísimo.