Canaima, la enorme belleza natural de Venezuela

  • Su singularidad inspiró a Conan Doyle cuando escribió “El mundo perdido”.
  • Parte de su importancia está en la diversidad de recursos naturales y socioculturales.
  • El Salto del Ángel, la caída de agua más alta del mundo, uno de sus atractivos.
Un "tepuy": una meseta de roca, con paredes verticales y cumbre plana.
Un "tepuy": una meseta de roca, con paredes verticales y cumbre plana.
Turismo de Venezuela
Un "tepuy": una meseta de roca, con paredes verticales y cumbre plana.

Venezuela es uno de sus países que esconde paisajes de gran belleza y una enorme riqueza natural. Un lugar que uno nunca se cansa de explorar, como en su día hicieran aquellos aventureros y exploradores que hace ya décadas buscaban oro y piedras preciosas.

Una de las grandes joyas naturales del país es el Parque Nacional de Canaima, situado al sureste del Orinoco, en una región conocida como Tierras Altas de Guayana. Ríos, sabanas, saltos de agua, selva y una amplia y variada fauna y flora conforman un singular conjunto que ocupa en torno a tres millones de hectáreas, lo que le convierte en uno de los seis parques nacionales más grande del mundo.

Los “tepuyes”, su seña de identidad

El 65% de su extensión se encuentra ocupada por unas mesetas de roca, unos colosos singulares, con paredes verticales y cumbres prácticamente planas, llamadas “tepuyes”, que tienen más de 2.000 millones de años. El entorno único que crean y su interés geológico fueron determinantes para que la Unesco lo declarara Patrimonio de la Humanidad en 1994.

Esta tierra ha sido la casa de los indígenas Pemones durante generaciones y es a ellos a quien  se debe el término “tepuy”, que significa montaña. Los pemones establecieron una relación muy singular con estos “tepuyes”, para ellos hogar de los espíritus malignos llamados “mawari”.

Aunque más de una treintena componen este conjunto único en el mundo, entre los más conocidos se encuentra el Monte Roraima, el más alto con unos 2.800 metros; el Auyantepuy, el de mayor superficie y el más visitado por acoger el Salto del Ángel; Kukenán, con unos 2.600 metros de altura; y el Chimantá.

Destacan los recursos hidráulicos aportados por el río Caroní, que alimenta el mayor complejo hidroeléctrico de Venezuela, y las cuencas de los ríos Carrao, Kukenán, Yuruani, Aponwao y Surukun.

Un paseo para disfrutar de sus innumerables atracciones permite descubrir aunque sea una pequeña parte de sus más de 6.000 especies de plantas. Entre su flora llaman la atención sus más de trescientas especies endémicas, propias del lugar, algunas insectívoras. Además, destacan la sabana y los bosques de galerías, entre árboles, arbustos y bejucos.

Factores ambientales, la altura y la vegetación también determinan la fauna que encuentra en esta amplia diversidad el sitio perfecto para vivir. Entre las numerosas especies, hay algunas en peligro de extinción como el oso hormiguero gigante, el armadillo gigante y la nutria gigante amazónica, aunque la zona también da cobijo a pumas, monos araguatos, águilas y halcones palomeros.

Multitud de atractivos

El Parque Nacional de Canaima se divide en dos zonas: la oeste, conocida como Canaima, y el este, conocida como la Gran Sabana (si bien hay que tener en cuenta que sólo el 80% de ésta se encuentra dentro de los límites del Parque Nacional).

Alejado de la civilización, apenas tiene una carretera que cruza el parque y la manera más común y, prácticamente única, de llegar es en avión, toda una aventura si toca subirse en una avioneta. Desde ahí, moverse a pie o en canoa son las posibilidades que se nos brindan en este entorno natural rodeado de cataratas.

Para visitar algunos de los grandes atractivos del lugar merece la pena hacer del pueblo de Canaima nuestra “base”. En torno a la laguna de mismo nombre, más que en pueblo en sí es un gran complejo turístico, con hoteles, campamentos, y donde uno puede no sólo alojarse, comer y descansar, sino también comprar alguna pieza de artesanía local.

Desde esta laguna de aguas rojizas, por los minerales que contiene, acercarse hasta los saltos del Hacha, Wadaima, Golondrina y Ucaima, o los del Sapo, Sapito y El Yuri. La vista de la laguna queda marcada por las imponentes moles que conforman tres “tepuyes.

Pero es el Salto del Ángel, la catarata más alta del mundo con 979 metros, el lugar que más impresiona probablemente. Son varias las opciones para llegar hasta ella. Todas atractivas, pero a la vez diferentes. Se puede disfrutar de una vista aérea a bordo de una avioneta o helicóptero, desde Canaima o Santa Elena de Uairén.

Para aquéllos que no se quieren arriesgar a quedarse sin verla por culpa de las nubes, otra opción es ir desde el puerto de Ucaima, en curiara (la canoa típica) durante unas tres o cuatro horas, y luego andar una más por plena selva. Para los más aventureros existe la posibilidad de hacer todo el recorrido a pie, con la posibilidad de acampar por el camino.

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