El juez interroga a nuevos testigos por su relación con el asesinato de una joyera leonesa

La instrucción del caso podría estar lista antes de que acabe el mes de junio

La investigación abierta por el asesinato de la joyera leonesa M.V, ocurrido el pasado mes de enero, ha incorporado al sumario el testimonio de dos o tres nuevos testigos que ofrecieron datos de relevancia para el caso, tras prestar declaración ante el juez instructor Juan Carlos Suárez-Quiñones, según publica el Diario de León.

Los testimonios permiten acotar con mayor exactitud qué ocurrió la tarde del crimen y aportan datos reveladores para esclarecer el caso, aunque el magistrado ha recordado que aún se mantiene el secreto del sumario.

No obstante, todo parece indicar que antes de que acabe el próximo mes de junio podría estar lista la fase de instrucción, si bien continúan con retraso los análisis de ADN que el Instituto Nacional de Toxicología debía remitir a León y que, por el momento, no han sido enviados. Se trata de material de especial relevancia para la investigación por lo que la fase de instrucción no se puede cerrar hasta que no se corroboren los datos.

A expensas del volumen de trabajo que soporte la Audiencia Provincial a esas alturas del año, el presumible juicio oral que se abrirá contra los imputados podría celebrarse a principios del año próximo, según confirmaron fuentes judiciales de toda solvencia consultadas por este periódico.

La víctima, una mujer de 40 años, desapareció el martes día 18 de enero cuando se dirigía a realizar una operación de venta de joyas portando un maletín de alhajas valorado en 20.000 euros. Su familia dio la voz de alarma inmediatamente, ante la constancia de que este comportamiento no era normal puesto que se trataba de una persona con un modo de vida totalmente ordenado y no había acudido a recoger a su hija a la salida del colegio.

Pese a la incorporación de especialistas de la Brigada de Policía Judicial de la Comisaría de Madrid para apoyar a los agentes del Cuerpo Nacional de Policía de León, no se consiguió avanzar en la investigación durante la primera semana, aunque casi desde el principio la familia sospechó que lo ocurrido era obra de un grupo de sudamericanos con los que la víctima había establecido los últimos contactos telefónicos que figuraban en su listado de llamadas desde el móvil.

La relación de conferencias había sido obtenida por la familia de M.V. a través de una amistad relacionada con la compañía operadora que había contratado la joven.

DETENCIONES

El viernes día 28 de enero fueron detenidas tres personas, de nacionalidad colombiana, tal como sospechaba la familia, relacionadas con los hechos. Fue después de que se conociera que a primera hora de aquella misma mañana que el vehículo de la joven había sido hallado por la Policía Local de Oviedo nueve días antes, justo a la mañana siguiente de la desaparición de la víctima, pese a lo cual no se había dado constancia a la investigación del caso en León.

Entre las pruebas aportadas con la inspección ocular del automóvil y los interrogatorios de las tres personas detenidas se consiguió concretar buena parte de lo ocurrido, a raíz de lo cual uno de los tres sospechosos confesó dónde se encontraba el cadáver de M.V., cuyo cuerpo sin vida apareció en la localidad asturiana de Parana, en las inmediaciones de Campomanes, depositado en un barranco en el que había sido abandonado posiblemente el mismo día de los hechos.

Pese a decretarse el secreto del sumario, se pudo conocer que la joven había acudido a una cita con dos de los imputados, después de que la compañera sentimental de uno de ellos, que permanece en libertad con cargos, pusiera en contacto a las partes para realizar una operación comercial.

Un brote violento

Sin embargo, por causas que aún no han trascendido, en algún momento de la reunión se produjo un brote violento y la joyera resultó asfixiada en un piso de la calle Sancho Ordóñez de la capital leonesa, en el barrio de San Mamés.

Sus restos mortales recibieron cristiana sepultura el miércoles día 2 de febrero y al día siguiente se conoció que uno de los imputados negó ante la Policía haber sido el autor material de la muerte de la joyera, por lo que se abrió un proceso de contradicciones en las declaraciones que, a la espera de que se levante el secreto del sumario, establece que el autor confeso del crimen fue C.M.R., un varón de 30 años, compañero sentimental de H.Q., la única persona que permanece en libertad actualmente.

Por su parte, O.T., acusado como supuesto cómplice, niega ahora haber participado en los hechos y estuvo en prisión aunque por otros motivos Y.M., hermano del primero y al que por error en su día se atribuyó el nombre de una hermana suya ajena a todo este asunto. Fue interrogado por su presunta participación en los hechos aunque se le otorgara el papel de encubridor.

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