Ecosurrealismo: animales que alertan de la destrucción de nuestro planeta

  • El artista estadounidense Josh Keyes pinta escenas de animales salvajes en entornos urbanos y surreales.
  • "La imaginería animal se arraigará en nosotros en los próximos años. Si sabemos valorar esa conexión, hay esperanza de que los ecosistemas sobrevivan".
  • Las escenas denuncian desde la manipulación genética al calentamiento global.
Acrílico sobre tabla de Josh Keyes, artista 'ecosurrealista'
Acrílico sobre tabla de Josh Keyes, artista 'ecosurrealista'
Josh Keyes
Acrílico sobre tabla de Josh Keyes, artista 'ecosurrealista'

Las escenas son incoherentes: un tiburón con las fauces abiertas expulsando mariposas, un oso subido a un coche hundido en el agua y hecho chatarra, un tigre de tres cabezas...

Parecen imágenes surrealistas, pero la obra del artista estadounidense Josh Keyes quiere transmitir la preocupación personal por cómo el planeta Tierra se cae a pedazos y abrir un interrogante sobre el futuro de las criaturas más débiles que lo habitan: los animales.

"Cuando empecé a informarme y pensar en el calentamiento global, la superpoblación y en otros escenarios distópicos me imaginaba nuestro mundo, en un futuro no muy lejano, con animales como únicos supervivientes. De ahí la carencia de seres humanos en mi obra.  Además, los humanos respondemos de manera intantánea a la imaginería animal. Son poderosos a la hora de personificarlos", dice el artista recordando cómo empezó a pintar cuadros en los que combina la ecología con el surrealismo.

Política, ecología y el posible futuro de la Tierra

Ecosurrealismo sería un término acertado para la temática de Keyes: imágenes que denuncian el deterioro del medio ambiente con lenguaje surrealista. "Mi obra es un vehículo para expresar problemas mundiales que tienen que ver con política, ecología y el posible futuro de la Tierra".

Keyes entiende que el mundo se nos va de las manos. Mientras los humanos construimos fronteras para no dejar pasar a los del país vecino o experimentamos con la genética,  otros seres se quedan sin hábitat, los ecosistemas se rompen y el nivel del agua sube sin pausa. Al final, el planeta que habitamos, aunque a algunos les cueste entenderlo, es el mismo.

20minutos.es ha entrevistado a Josh Keyes, que vive y trabaja en Portland (Oregón) y expondrá en octubre en la galería neoyorquina Jonathan LeVine.

¿Qué quiere expresar con su trabajo?

Es un vehículo para expresar problemas mundiales que tienen que ver con política, ecología y el posible futuro de la Tierra. Pintar es también un ejercicio que me permite inventar una iconografía personal, temas mitológicos y motivos.

Un tigre con tres cabezas, un ciervo con su parte inferior fosilizada, un cuervo con una bombilla en el pico. ¿Qué hay detrás de este eco-surrealismo?

Suelo extraer información de las noticias diarias: un descubrimiento en el campo de la ingeniería genética, investigaciones relacionadas con el cambio climático... Las amplifico y las llevo al terreno de lo satírico. Me nutro de los acontecimientos del momento que construyen nuestra relación con el medio ambiente. Mi modo de planear las obras es moldear ideas e imágenes para representar ideas. El resultado son escenas surrealistas.

¿Cómo y cuándo comenzó a pintar sus escenas de animales salvajes?

Empecé a seguir esta línea de progresión hace 10 años. Antes ya estaba trabajando en obras de realismo mágico y surrealismo. El cambio llegó cuando empecé a informarme y pensar más en el calentamiento global, la superpoblación y en otros escenarios distópicos. Me imaginaba nuestro mundo, en un futuro no muy lejano, con animales como únicos supervivientes. De ahí la carencia de seres humanos en mi obra.  Además, los humanos respondemos de manera intantánea a la imaginería animal. Son poderosos a la hora de personificarlos.

¿Por qué siempre animales?

Evocan sentimientos primarios en las personas. Experimentamos cierta magia cuando vemos un animal salvaje, sobre todo en su entorno natural. Creo que la imaginería animal se arraigará en nosotros más y más en los próximos años. Si sabemos valorar esa conexión, todavía hay esperanza de que los ecosistemas sobrevivan.

¿Hay simbolismo en los animales que escoge?

Tiendo a pintar animales salvajes de Norteamérica, pero me inclino por ampliar la diversidad. Me gustan los osos, son fuertes y tienen presencia humana. Los ciervos son gráciles y me gustan sus cuernos, saliendo de la cabeza como si fueran pensamientos hechos visibles. El cuervo, las mariposas o los colibríes implican manifestaciones emocionales. Los uso para referirme a algo que no está ahí.

¿Dónde busca la inspiración?

Tengo una buena libreta de bocetos y escucho audiolibros relacionados con los temas sobre los que pinto en ese momento. Mi otra fuente de inspiración es la naturaleza: caminar por los bosques casi siempre produce un encuentro con la inspiración. Los sueños y la imaginación activa (pensar en imágenes) frente a una libreta de dibujo, dejando que tu mente te lleve, también son eficaces.

Háblenos de sus proyectos futuros.

En octubre expondré en la galería Jonathan LeVine de Nueva York. El tema y el título de la exposición es Migración. Las pinturas explorarán la migración de los animales, reconquistando su lugar en un paisaje donde ahora está la ciudad.

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