Lavar, cortar y peinar no cuesta menos de 20 euros en cualquier salón de belleza. Sin embargo, acudir a una academia de peluquería sale por menos de cinco euros. «Los riesgos son mínimos, y la gente sale satisfecha», asegura el director de uno de estos centros, Manuel Teiga.

Para que los aprendices   no provoquen ningún descalabro, cinco profesores se dedican a controlar y a ayudar en los peinados; o en los últimos retoques del plato, como ocurre en la Escuela de Hostelería de San Javier.

En el menú del día, elaborado por los estudiantes más jóvenes, ofrecen dos entrantes, un segundo plato de carne o pescado, más un postre delicatessen. Todo por un precio de seis euros.

Y para cerrar un día redondo a precio de saldo, qué mejor que un masaje a cargo de los futuros podólogos y fisioterapeutas de la ciudad. Bajo la atenta mirada de un supervisor, los universitarios te ayudan a relajarte por el módico precio de cinco euros. Aunque, si el calendario nos sonríe, puede salirnos gratis en las jornadas de puertas abiertas que anualmente organizan sus centros.

Para un público joven y arriesgado

El perfil de cliente que acude a las academias coincide con un público joven, con unos ingresos medios o bajos, y que son arriesgados, al menos en cuanto a peinados se refiere. Y además, fieles, comoz aseguran en la escuela de hostelería. Tanto, que ya hay comensales que sólo telefonean cuando no pueden acudir a comer después de 14 años ofreciendo el servicio.

Las escuelas

De peluquería: Hay nueve repartidas por la ciudad. Ofrecen, con dos años de formación, títulos homologables en diversos países de la UE.

Hostelería: La única que ofrece una formación específica en la ciudad es San Javier. En Santiago se encuentra la Escuela Superior de Hostelería.

Masajes: Fisioterapia y Podología son títulos que se imparten en la Universidad de A Coruña.