Radares a mí

No he podido tener mejor regalo del padre: una visita al taller para blindar mi coche contra los radares.
Amigos míos vacilaban con que si se han comprado un detector o si han participado en la rotura de algunas de esas cámaras que limitan las posibilidades de correr. Nos prohíben fumar para no morir lentamente y nos prohíben la velocidad para no morir rápidamente. Si nuestros vehículos son capaces de alcanzar los 260 kilómetros por hora, por qué tenemos que constreñirnos a los pasos de pazguato de los que tienen un utilitario o respetan los límites, que no quieren ser libres.Libres de pisar el acelerador y de hacer caso omiso de tanto sermón y noticias, como la que reza que ha habido tres muertos de tráfico este fin de semana en la Región. Con mis niños durmiendo como angelitos y sin el ansiado fútbol, la radio habla de que Bush celebra el tercer aniversario de la ocupación tirando cohetes, como en las Fallas. Que lance coches y así se matan entre ellos, que ya son libres, como nosotros.
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