¿Qué nos cuenta su cinta?

Es una historia de amor entre un hombre y una mujer de cuarenta y tantos. Dos personas que han pasado toda su vida huyendo de todos y de ellos mismos y que nunca han conseguido construirse un futuro ni tener una relación estable. Al enamorarse aprenden a pedir perdón y a dejar de decir mentiras. Es decir, empiezan a comprender lo que es compartir la vida con alguien y, sobre todo, que por amor eres capaz de escalar la montaña más alta.

Sus vidas son muy distintas.

Sí, y nada monótonas. Ella lleva a sus espaldas dos divorcios y tiene un hijo de su anterior relación. Él también está separado y era jugador de fútbol argentino, aunque tuvo que retirarse pronto por una lesión.

¿Cómo surgió el guión? ¿De dónde rescata esta historia?

De la vida misma. Todos conocemos a personas así, tan independientes, solitarias y atractivas a primera vista. Me apetecía contar un hecho romántico: cómo el amor es capaz de rescatar al más desahuciado personal y sentimentalmente. Su poder curativo y transformador.

¿Por qué un filme romántico para empezar?

Este tipo de historias no se pasan con el tiempo, siempre va a haber público para ellas. Además, es una fuente de inspiración inagotable.

¿Logró captar alguna chispa de amor?

Sí. Creo que esta magia, aunque invisible, se podrá sentir en la cinta.

Cómo superar el pasado

Los dos superan los cuarenta, aunque ninguno ha hecho gran cosa en la vida. Rubén y Adriana acaban de conocerse, por casualidad, en una barra. Él miente. Ella oculta la verdad. Después del flechazo, cuando pretenden iniciar la remontada, a ambos les costará desmontar la maraña de sus pasados, de sus errores y de sus mentiras. Ana Fernández y el argentino Gustavo Garzón son los protagonistas de esta cinta, rodada durante siete semanas en tierras catalanas y argentinas. Su estreno será esta tarde, a las 19.00 h, en el Teatro Cervantes (entrada: 10 euros).

BIO

Nació en Madrid en 1962. Vivió en Londres nueve años. Allí desarrolló su carrera musical como cantautor publicando tres discos. Como director (en la imagen, a la derecha), fue ganador de un Goya en 2002 por su cortometraje Nada que perder. Confiesa que su gran pasión es escribir.