Las pymes riojanas tendrán más apoyo en su gestión de patentes y marcas a partir de ahora. La FER, a través de su Departamento Internacional, y la empresa Dorota Maslanka Patentes y Marcas, han renovado un convenio de colaboración para la prestación de servicios de asesoramiento y gestión integral de la propiedad industrial e intelectual, principalmente de marcas y patentes, tanto en el ámbito nacional como en el internacional.
El acuerdo se enmarca en el conjunto de actividades que desarrolla la FER a través de su Departamento de Internacional, miembro de la red Enterprise Europe Network de la Comisión Europea. El secretario general de la FER, Emilio Abel de la Cruz Ugarte, y la agente europea de patentes, Dorota Maslanka, han firmado el acuerdo.
Las empresas asociadas a la Federación de Empresarios contarán con la experiencia y ayuda de esta agente europea de patentes, para la protección de sus proyectos e ideas, un aspecto fundamental para la competitividad de las empresas en el mercado europeo e internacional.
El asesoramiento es gratuito y abarca el análisis de situación de una patente o marca y la investigación preliminar de este proceso. Para la gestión integral y completa de una patente, la empresa adherida a este convenio tendrá un notable descuento sobre las tarifas de la empresa. La asesoría y consulta gratuita para todas las empresas se desarrollará semanalmente, mediante cita previa, en las oficinas de la FER.
El desarrollo de patentes y marcas en la actividad empresarial es un reflejo del desarrollo e innovación en una comunidad, de singularidad de la empresa, y, por supuesto de calidad y profesionalidad.
En un mercado europeo y global tan competitivo en el que las pequeñas y medianas empresas se mueven de forma vertiginosa, -siguiendo muy de cerca a nuestros competidores,- la protección de nuestras ideas empresariales, de nuestros productos, y por extensión, de nuestros negocios, es una tarea obligada, sobre la que la FER tiene una especial preocupación entre sus asociados, más aún cuando desarrollamos relaciones comerciales a gran escala, que requieren un grado elevado de exigencia.
A las empresas a diario les surgen muchas dudas sobre el grado de protección que requiere un proceso o producto, si merece o no la pena patentarlo, los pasos que hemos de dar para asegurar su identidad y propiedad y, una vez, hemos realizado esa patente, cómo vamos a rentabilizarla, puesto que este es el sentido último y final que persigue nuestra actividad.
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