España ofreció la base de Rota para ocultar el paso de submarinos nucleares de EE UU

  • El Gobierno ofreció la base gaditana para evitar que los sumergibles atravesaran el Estrecho de Gibraltar y evitar denuncias de grupos medioambientales.
  • Ecologistas en Acción reconoce que es muy difícil detectar este tipo de  submarinos en la Base Naval de Cádiz.
  • EE UU desvió buques desde la petición formal del Ejecutivo de Zapatero.
El submarino nuclear británio HMS Tireless.
El submarino nuclear británio HMS Tireless.
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El submarino nuclear británio HMS Tireless.

El Gobierno de EE UU desvió submarinos nucleares del puerto de Gibraltar a la Base Naval de Rota por petición expresa del Gobierno de Zapatero para no alarmar a la población civil y evitar enfrentamientos con grupos medioambientales, según uno de los cables filtrados por Wikileaks a los que 20 minutos ha tenido acceso a través del diario noruego Aftenposten.

El escándalo del Tireless –el submarino nuclear británico que permaneció once meses en Gibraltar durante la temporada 2000/2001 para reparar una avería en el circuito primario de refrigeración– se convertiría en el  ‘leitmotiv’ utilizado por el Ejecutivo para persuadir a EE UU de los inconvenientes de realizar operaciones con embarcaciones nucleares en la base de la colonia británica.

El primer desafío diplomático enfrentó al embajador Eduardo Aguirre y a José Pons en julio de 2006. El director general de Exteriores para Europa y América del Norte expuso a Aguirre la preocupación ante la inminente visita de un submarino nuclear a Gibraltar.

Pons apeló a la sensibilidad ciudadana y sugirió trasladar este tipo de visitas a la Base Naval de Rota compartida por EE UU y España. "El malestar social podría evitarse sencillamente desplazando los buques a Cádiz. Las visitas serían más discretas y evitarían polémicas innecesarias". El responsable de la campaña antinuclear de Ecologistas en Acción, Francisco Castejón, reconoce que detectar la presencia de un submarino en Rota es mucho más complicado que en el puerto de Gibraltar. "El Peñón es más accesible y los grupos medioambientales trabajan cerca del puerto. La geografía de Rota es más escarpada, tiene menos visibilidad y la zona está despoblada".

El embajador se comprometió a trasladar la petición a las Fuerzas Armadas estadounidenses pero advirtió de que España no tiene autoridad sobre cuestiones relacionadas con Gibraltar. Su actitud evasiva era premonitoria: el submarino atracó en Gibraltar el 29 de julio. José Pons solicitó explicaciones formales a la embajada y Aguirre explicó que el cambio de rumbo a Rota había resultado inviable porque los preparativos estaban muy avanzados y las familias de los tripulantes ya habían comprado los billetes a Gibraltar.

La derrota diplomática fue incuestionable y el embajador destacó en el telegrama -enviado el 31 de julio- dos ideas inquietantes: sugirió a EE UU que continuara enviando buques a Gibraltar "siempre que sea conveniente" y destacó que el Gobierno británico estaba "encantado" con las visitas de submarinos nucleares a su colonia en la Península.

Giro político

Las endebles gestiones de la embajada no evitaron el cambio de rumbo en la política de EE UU. Un cable enviado siete meses después del incidente revela que la Armada estadounidense redujo las visitas de submarinos nucleares a Gibraltar a raíz de las peticiones expresas del Gobierno de Zapatero. En el telegrama, reportado a Washington el 12 de enero de 2007, EE UU amenazaba precisamente con dejar de desviar sumergibles a Cádiz si España exigía ingentes trámites burocráticos para fondear en Rota.

La advertencia se gestó cuando el entonces ministro de Defensa, José Antonio Alonso, recriminó el atraque en la base gaditana del submarino de propulsión nuclear USS Minneapolis-Saint Paul que repatriaba a los dos suboficiales fallecidos en un accidente ocurrido días antes en Plymouth (Reino Unido). EE UU informó al Gobierno de que el sumergible permanecería en la base hasta que concluyese la investigación del accidente. Sin embargo, el Ministerio de Defensa solicitó un informe exhaustivo que certificara que el submarino no había prolongado su estancia en la base por problemas con su sistema de propulsión nuclear –la avería que había mantenido el Tireless en aguas gibraltareñas-.

Eduardo Aguirre esquivó la solicitud con una amenaza. "EE UU ha tomado nota sobre la preferencia de España para que los submarinos de propulsión nuclear fondeen Rota en vez de Gibraltar. Pero si el Gobierno se extralimita al solicitar información, Gibraltar volverá a convertirse en la alternativa más atractiva". Aguirre vinculó el alto grado de preocupación de José Antonio Alonso por el compromiso adquirido en la precampaña electoral de 2003, cuando el PSOE prometió "no permitir otro Tireless en aguas españolas".

La Administración de Obama no hizo efectivas sus amenazas pese a que la correspondencia diplomática demuestra que España no suavizó sus requisitos formales para la obtención de permisos. Un telegrama enviado el 3 de julio de 2008 revela que el 93% de los buques con bandera estadounidense atraca en puertos españoles y sólo el 7% utiliza las instalaciones de Gibraltar aunque el Gobierno británico es más flexible a la hora de conceder licencias. Los datos se aportan durante una reunión del Comité Permanente Hispano-Norteamericano –gestor de acuerdos bilaterales en materia de Defensa- organizada para detallar las visitas de buques de EE UU a Gibraltar.

El agregado naval de la Embajada detalló en el encuentro las dos razones operativas que convierten en ineludibles las visitas puntuales de buques estadounidenses a Gibraltar: el puerto de la colonia británica posee un tipo de aceite inexistente en Rota que utilizan algunos modelos con bandera norteamericana y la escasa profundidad de la base naval gaditana hace inviable determinadas paradas técnicas.

Aguirre matizó que España había presionado a otros aliados de la OTAN –entre ellos Alemania y los Países Bajos- para sortear el dique británico y, en el epílogo del telegrama, realizaba el último alarde de supremacía estadounidense: "La base de nuestra política exterior será agradecer a España su disponibilidad portuaria, solidarizarnos con las preocupaciones nacionales y ser inflexibles a la hora de defender nuestro derecho a visitar Gibraltar".

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