El padre acusado de asfixiar a su bebé admite que actuó "torpemente" al ponerle un papel en la boca

El padre acusado de matar a su bebé de 28 días de edad asfixiándole con un trozo de papel higiénico de 4,5 centímetros de largo que le introdujo en la boca para que dejara de llorar, identificado como Rubén C.O., ha admitido este lunes que actuó "torpemente" al ponerle a la menor un trozo de papel higiénico en la boca, pero ha querido dejar claro que su objetivo era taponarle la sangre que tenía en la comisura de los labios. "No le puse el papel para que se callara", ha aseverado.

El padre acusado de matar a su bebé de 28 días de edad asfixiándole con un trozo de papel higiénico de 4,5 centímetros de largo que le introdujo en la boca para que dejara de llorar, identificado como Rubén C.O., ha admitido este lunes que actuó "torpemente" al ponerle a la menor un trozo de papel higiénico en la boca, pero ha querido dejar claro que su objetivo era taponarle la sangre que tenía en la comisura de los labios. "No le puse el papel para que se callara", ha aseverado.

La Audiencia Provincial de Sevilla ha acogido este lunes la primera jornada del juicio contra la pareja conformada por Rubén C.O. y Esther S.D., para quienes la Fiscalía pide 20 y 13 años de cárcel, respectivamente, por unos hechos que ha calificado de "terribles", mientras que su abogado defensor solicita la libre absolución de ambos, señalando que "pudieron ser torpes, pero una cosa es ser torpe y otra un asesino".

Durante su declaración, el padre del bebé ha dicho que el día de los hechos, el 31 de agosto de 2009, se levantó en torno a las 6,15 horas para ir a trabajar a un polígono industrial de Torreblanca y vio a su mujer que estaba meciendo al bebé en el pasillo del domicilio. Al ver que se encontraba "muy cansada", lo cogió en brazos —en ese momento "estaba llorando"— y se lo llevó a un cuarto, donde observó que sangraba "un poco" por la comisura de los labios, donde "le había salido una pupita" a consecuencia de la fiebre causada por una infección de orina que había padecido recientemente.

"En ese momento empecé a limpiarla con toallitas, pero no se le cortaba la hemorragia y decidí torpemente coger un trozo de papel higiénico, echarle alcohol, enrollarlo y ponerlo entre la encía y la boca", según ha proseguido el padre en su declaración, añadiendo que, tras ello, el bebé "se quedó más tranquilo", por lo que lo dejó boca arriba en la cuna y empezó a vestirse para ir a trabajar, pero "cuando me di la vuelta, en milésimas de segundo, el papel ya no estaba". En ese momento, según ha dicho, su mujer se encontraba dormida, por lo que intentó sacarle el papel él mismo.

Llamada al 061

Ha añadido que no pudo debido a que tiene las manos "grandes", por lo que ya sí despertó a su pareja, "que también intentó" sacar el trozo de papel higiénico usando incluso una pinzas. Antes de llevar al bebé a Urgencias del hospital Virgen Macarena, que se encontraba "a tres o cuatro minutos andando" del domicilio, el acusado llamó al 061 —llamada que ha sido escuchada íntegramente en el acto del juicio oral—, ya que el bebé "se estaba asfixiando, empezó a ponerse morado y hacía el intento de respirar pero no respiraba".

Desde el 061 dieron aviso para que una ambulancia se dirigiera hasta el domicilio donde habían ocurrido los hechos, pero "los nervios se apoderaron de nosotros en esas circunstancias y salimos corriendo" a llevarla a Urgencias del Hospital Virgen Macarena sin esperar a que llegara la ambulancia. Una vez allí, "no dije nada del trozo de papel, porque no me preguntaron", y tras conocer que su hija había fallecido le entró un ataque de ansiedad por el que tuvo que recibir medicación. A preguntas de su abogado, el acusado ha recordado que, con anterioridad a su muerte, la niña estuvo ingresada varios días en el hospital debido a una infección de orina.

De su lado, la madre del bebé, que ha estado llorando durante toda su declaración, ha recordado que la noche de los hechos, sobre las 6,00 horas, estuvo dándole el pecho a su hija por espacio de diez minutos, y en ese momento el procesado se levantó "y me dijo que me echara un poco a dormir, y él se quedó con ella". "En ese momento, yo me acosté y no sé lo que hizo él", según ha añadido, para a continuación relatar que, "al rato, me despertó gritando que la niña se había tragado un papel y me la llevó a la habitación, donde se lo intenté sacar" sin éxito, momento en el que la niña "estaba viva".

"MORADA"

Asimismo, ha dejado claro que su pareja no le impidió ir "antes" al hospital ni le "prohibió" tal extremo, y que, cuando vieron que se estaba poniendo "morada, corrimos" hacia Urgencias del Hospital Virgen Macarena. "Corrí todo lo que podía, porque estaba nerviosa y me temblaban las piernas", ha dicho, agregando que cuando su pareja le comentó lo del papel "no pensé que la situación fuera tan grave, por lo que intenté solventarlo de manera casera". Por último, y a preguntas de los miembros del jurado, ha aseverado que no vio sangre en la comisura de los labios de su hija.

En la jornada de este lunes han prestado declaración varios testigos, entre ellos dos vecinos del piso de abajo de los acusados y los tres trabajadores del 061 que fueron en ambulancia al domicilio, así como el entonces jefe del Grupo de Homicidios del Cuerpo Nacional de Policía, quien ha destacado que, en su declaración policial, el acusado se mostró "frió", mientras que ella "estaba relativamente deshecha y trataba de cubrirlo a él".

Según relata el Ministerio Público en su escrito de acusación, consultado por Europa Press, la pareja vivía con su hija de 28 días de edad a 300 metros del área de Urgencias del Hospital Virgen Macarena cuando ocurrieron los hechos, añadiendo que fue durante la madrugada del día 31 de agosto de 2009 cuando los dos acusados se encontraban en el domicilio familiar junto a su hija, que "había estado llorando insistentemente a lo largo de toda la noche".

De esta forma, indica que a las 5,40 horas "y con intención de calmarla", Esther le dio una toma de lactancia materna, mientras que a las 6,00 horas fue el padre quien se hizo cargo de ella, llevándosela a otra habitación distinta a la que ocupaba la madre. Como quiera que la menor "no dejaba de llorar", el acusado cogió un trozo de papel higiénico y formó una masa compacta de papel, "introduciéndosela por la boca dentro del esófago para que la niña se callara, sabiendo que tal maniobra la asfixiaría hasta producirle la muerte".

En este sentido, prosigue señalando que, como la víctima no cesaba en el llanto, el acusado "empujó el trozo de papel al fondo de la garganta, llegando a bloquearle la tráquea y silenciando a su hija, que empezó a asfixiarse", al tiempo que precisa que, a continuación, el padre acudió al dormitorio, donde la madre "vio que la niña, aún viva, no respiraba".

Maniobras de resucitación

"La acusada, pese a la gravedad de la situación y consciente de que su hija podía morir, pues ya no respiraba y se estaba amoratando, en vez de acudir al cercano hospital permaneció en la casa con su pareja, dilatando aún más la urgente y necesaria asistencia vital que requería" la víctima, que falleció sobre las 6,15 horas. "Para evitar ser descubiertos, los acusados acordaron que Rubén llamara al teléfono de Urgencias a las 6,45 horas, simulando que su hija estaba aún viva pese a saber ambos que ya había fallecido", añade.

El fiscal relata que, "pese a que desde el teléfono de Urgencias se les envió una ambulancia, para no ser descubiertos en su propio domicilio los acusados decidieron acudir al hospital por su propio pie, de modo que cuando la ambulancia llegó al domicilio, allí no había nadie". Los procesados llegaron con su bebé a las 7,00 horas al servicio de Urgencias, "pretextando que se había tragado un pequeño papelito que el padre le puso en un labio para curar una herida".

Asimismo, asevera que la bebé, ingresada cadáver, "fue objeto de todo tipo de maniobras de resucitación posibles por los médicos pediatra, de urgencias e intensivista, incluyéndose una traqueotomía, resultando del todo punto inútiles para salvar al bebé". Tras ello, se comprobó que la menor tenía alojado dentro del esófago y bloqueándole la tráquea un trozo compactado de papel de un grosor de 1,5 centímetros en su parte más fina y más de dos centímetros en la más gruesa.

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