La nueva Ley Antitabaco hace caer las ventas de bares y restaurantes un 20%. Un volcán islandés obliga a cancelar centenares de vuelos europeos dejando tirados a millones de pasajeros. Un virus desconocido provoca el pánico a una pandemia en todo el mundo. Son ejemplos de legislaciones, contratiempos e incluso catástrofes que, a pesar de los inconvenientes causados, se convirtieron en un gran negocio para quienes supieron aprovechar la oportunidad en su beneficio.

La prohibición de fumar en establecimientos públicos con la Ley Antitabaco, que tantos quebraderos de cabeza ha generado a los hosteleros españoles, ha agotado las existencias en las fábricas de estufas exteriores. Sus propietarios han hecho su agosto en pleno invierno suministrando calor a los fumadores 'exiliados' en las terrazas habilitadas en los exteriores de bares y restaurantes. Las consecuencias de la prohibición también ha abierto otra fuente de ingresos para otros fabricantes, como los que se decican a hacer ceniceros. Algunos han agudizado el ingenio con nuevos diseños, como los tragacolillas, ceniceros urbanos colocados en la entrada de los establecimientos que evitan que los cigarrillos se acumulen en el suelo.

También los cambios de normativa en las carreteras españolas han hecho frotarse las manos a más de uno. El ejemplo más reciente lo encontramos en la limitación de velocidad en autopistas y autovías españolas a 110 km/h, que ha obligado a trabajar a destajo a fabricantes de señales y pegatinas para adecuar la señalización a los nuevos límites en el plazo previsto. Un total de 250.000 euros invirtió el ministerio de Fomento en la remodelación de estas señales, según fuentes del departamento de José Blanco. Asimismo, la entrada en vigor del carné por puntos en 2006 hizo que algunas autoescuelas vieran aumentar su facturación gracias a la impartición de cursos para recuperar los puntos perdidos.

Otra restricción, esta vez procedente de Bruselas, limita desde 2006 la cantidad de líquidos que los pasajeros pueden llevar consigo cuando pasan los controles de seguridad de los aeropuertos. Desde entonces proliferan en las perfumerías los envases de 100 mililitros -el máximo permitido- que permiten el transporte de elementos como geles, champús o perfumes en el equipaje de mano.

Con frecuencia, el negocio suele venir de la mano de un hecho fortuito. Que se lo pregunten a los hoteles, ferrocarriles, autobuses y taxis que en 2010 se beneficiaron del bloqueo de gran parte del espacio aéreo europeo a causa de la erupción del volcán islandés Eyjafjalla. Hasta 4.000 euros pagó un pasajero por un taxi entre Madrid y Berlín. Una carrera de 2.300 kilómetros. La situación se repitió meses después, esta vez a escala nacional, con la crisis provocada por la huelga de los controladores aéreos. Lleno absoluto registraron los hoteles cercanos a los aeropuertos en las noches del 3 y 4 de diciembre.

La gripe A, el virus que amenazó en 2009 con causar una pandemia mundial, es recordada con frecuencia por convertirse en un gran negocio para las farmacéuticas. El ministerio de Sanidad adquirió más de 15 millones de antivirales para combatir el virus H1N1. A ellos se sumaron las mascarillas y geles antibacterias con los que frenar el contagio, que dispararon sus ventas en todo el mundo.

Otras veces el negocio viene de la mano de necesidades técnicas. El paso a la televisión digital terrestre exigió en 2010 que todos los hogares españoles contaran con un receptor de TDT o una televisión con decodificador incorporado para continuar accediendo a los contenidos televisivos.