Del norte al sur de la Península, por la Vía de la Plata

  • Su trazado original unía Mérida con Astorga.
  • El itinerario destaca por su valor histórico, artístico, cultural y natural.
  • La construcción del ferrocarril hizo que perdiera parte de su sentido.
Paisaje de Aller, en Asturias.
Paisaje de Aller, en Asturias.
Arnaud Spani/Red Ciudades de la Ruta de la Plata
Paisaje de Aller, en Asturias.

La Vía de la Plata, eje de comunicación durante muchos años entre el norte y el sur peninsular, es una ruta repleta de historia, cultura y arte. Se trata de un itinerario variado, clásico y legendario, que discurre por cuatro comunidades autónomas en los más de 800 kilómetros que unen Sevilla y Gijón. Su difusión y promoción busca favorecer el uso responsable del patrimonio cultural y natural de las localidades por las que pasa, algunas de ellas declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Antigua calzada romana

Hay que remontarse al siglo II a.C. para encontrar los orígenes de esta calzada romana que se proyectó sobre un corredor natural en la parte occidental de la península Ibérica y que ya era utilizado en siglos anteriores por el pueblo tartesio.

Aunque la calzada original, eje vertebrador del oeste peninsular y llamada en sus orígenes Iter ab Emerita Asturicam, discurría entre la entonces Emerita Augusta (Mérida) y Asturica Augusta (Astorga), se utilizaron otras vías existentes para conectarla con Gijón (por la Via Calesa) hacia el norte y con Sevilla en el sur.

La ruta fue utilizada por los diversos pobladores de la península para el transporte de mercancías, minerales, ganados, tropas e, incluso, los peregrinos a Santiago de Compostela comenzaron a utilizarla, llegando a ser conocida a partir del siglo IX, como Camino Mozárabe de Santiago. A medida que se popularizaba su uso, fueron surgiendo ciudades, teatros, termas, puentes y acueductos, fortalezas y templos. Junto a la calzada se ubicaron los miliarios, indicadores con forma de cilindro y de granito, colocados cada 1.480 metros, en los que se grababa el número de milla y el emperador que lo había mandado construir o modificar. A lo largo de la ruta todavía se conservan algunos de ellos, aunque otros, han sido “reutilizados” por los propietarios de las tierras circundantes.

A  diferencia de lo que se puede suponer de su nombre, Vía de la Plata, su denominación poco tiene que ver con este metal. Se considera que procede del árabe “balaTa” o “balaT”, que hace referencia a los adoquines o al empedrado que cubría la calzada.

Un recorrido lleno de tradiciones

El intercambio que desde siempre se ha dado en la Vía de la Plata, que atraviesa el Principado de Asturias, Castilla y León, Extremadura y la parte occidental de Andalucía, ha favorecido el desarrollo de una rica tradición no sólo cultural, artística y arqueológica, sino también gastronómica y popular. Con el fin de promover la cooperación entre los municipios que la integran y la importancia cultural de este itinerario, nace en 1997 la Red de Cooperación de Ciudades en la Ruta de la Plata.

Su trazado discurre prácticamente en paralelo a la actual Nacional 630, y todavía hoy puede ser recorrida a pie o en bicicleta, y disfrutar en algunos tramos de la calzada original.

Su paso por Asturias permite conocer, entre valles y sierras, las cuencas mineras (Pozo de San Luis y Pozos de Polio y Santa Bárbara), de gran importancia para la región. Oviedo, punto de encuentro de caminos reales, y Gijón, donde destaca la imponente escultura de Chillida, “Elogio del Horizonte” en el cerro de Santa Catalina, también merecen una visita.

Al llegar a Castilla y León, el recorrido discurre prácticamente junto al río Bernesga.  Destacan León, que se convirtió en la ciudad medieval por excelencia; Astorga; la belleza del paisaje natural del entorno de Bañeza; así como Zamora, Salamanca y Béjar, ligada a la industrial textil desde el siglo XVI.

En la zona de Extremadura es posible deleitarse con extensas zonas de cultivo y encinares, con las termas de Baños de Montemayor, y con diversos yacimientos arqueológicos. Además de Plasencia y la ciudad tabaquera de Coria, destaca Cáceres, fundada en la época romana y declarada ciudad Patrimonio de la Humanidad, además de tercer Conjunto Monumental de Europa. Cerca de aquí, el poblado minero de Aldea Moret.

Uno no se puede olvidar de Mérida, con un impresionante conjunto arqueológico, declarado igualmente Patrimonio de la Humanidad. En su camino hasta Andalucía y entre localidades como Villafranca de los Barros, Almendralejo, Zafra o Fuente del Arco, viñedos, olivos, bodegas y almazaras jalonan la vista del visitante.

Llegados a Andalucía, destaca además de Sevilla y Carmona, Santiponce, donde se conserva el Conjunto Arqueológico de Itálica. Data del  siglo III a.C. y está considerado el primer asentamiento romano al sur de la península Ibérica.

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