Paraísos perdidos

Cuento tradicional de los aborígenes de Nueva Zelanda.
Te gustaría vivir en una isla lejana y casi desierta? ¿Cómo sería tu vida allí?
Una mujer que vivía en una isla tuvo cuatro hijos muy hermosos. Pero pronto tuvo un quinto hijo, muy débil, al que llamó Maui. Como por ley se debía sacrificar a los niños enfermizos, la mujer, antes de matar a su hijo, lo entregó a la furia de las olas en una pequeña canoa.

Después de mucho zozobrar, la barca llegó a tierra firme. Allí, un viejo pescador recogió al muchacho, lo educó y le enseñó a pescar. Cuando tuvo edad suficiente, regresó con los suyos.

La madre se puso muy contenta al verlo, pero los hermanos, que eran muy envidiosos, idearon una trampa: «Esta noche saldremos a pescar sin Maui y nuestra madre pensará que es un vago», dijo el hermano mayor. Pero Maui lo oyó todo y se escondió en la barca. Cuando los hermanos fueron a echar las redes, se encontraron con... Maui, que les dijo que si querían pescar tenían que ir mucho más lejos. Los hermanos se negaron, pero Maui cogió el timón y, cuando lo creyó oportuno, sacó un extraño anzuelo y lo lanzó al agua. Pasado un rato, pescó una hermosa isla. Los hermanos querían apoderarse de tan rico terreno, y tiraron y tiraron de la isla hasta que cayeron de la barca y se ahogaron. La isla se rompió en dos pedazos y se llamó Nueva Zelanda.

Si echas el anzuelo en tu interior, quizá encuentres algo desconocido y agradable. ¡Quién sabe!

Próximo viernes: 15/Alto, Ancho y Agudo

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