
Sevillano, 22 años y ya con dos discos bajo el brazo. Con el primero, Que se callen los profetas, logró un reconocimiento que recogió con una humildad exasperante. Fue un canto a la juventud desde la alegría, la sorpresa y motivaciones tan manidas como el amor o los amigos. Pero con ‘unnosequé’ que lo hace distinto. Será el toque sureño.
Pero tampoco. Y menos en su nuevo disco. Si en el primero investigaba poniendo sus letras sobre distintos estilos musicales, en éste ya se suelta y lo mismo le da a la saeta rock que a la psicodelia. El aliño, una humildad que incluso hace que se cuestione permanentemente.
* Sala Mardi Gras. Travesía de la Torre, 8. Hoy, a las 22.30 horas. La entrada cuesta 10 euros.
Un poeta con melodía
Dice Albertucho que lo suyo son las letras y no la voz. Se admite como compositor, pero lo de cantante le cuesta más. Sin embargo, no es capaz de ocultar la pasión cuando se pone delante del micro. Y si es en directo, más desgarrador resulta. Con una voz dulce, cuenta sus historias de la calle, de una juventud que madura casi sin querer, con cierto aire de rebeldía y con unas ganas que buscarán su sitio entre el más durillo público de la Mardi Gras.
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