El hombre, que tiene una pérdida de visión del 87%, comenzó a maltratar a su mujer desde que se casó, llegando a golpearla en numerosas ocasiones cuando estuvo embarazada. Durante el juicio, celebrado el mes pasado, los menores relataron que «no sólo vieron cómo su madre era golpeada, sino que también lo sufrieron en su propio cuerpo».

La sentencia añade que los tres han sufrido un «calvario». Este extremo fue confirmado por los forenses, que demostraron con partes hospitalarios que tanto la mujer como sus dos hijos habían sufrido lesiones, aunque de consideración leve.

El acusado negó los hechos y argumentó que todo ha sido una farsa de su mujer para aprovecharse de que él es vendedor de cupones de la ONCE y quedarse con el piso que compartían.