Madrileño, «como todo buen marino», Valero tiene una empresa de investigación subacuática y es el representante de la firma norteamericana See Hunt, dedicada al rescate de arqueología en los cinco océanos y los siete mares.
Este cazatesoros afirma que España tiene un gran patrimonio sumergido en sus costas «que todos los españoles deberíamos poder disfrutar en museos. Lo malo es que la Administración no tiene medios para sacarlo y no deja hacerlo a las empresas privadas».
Fenicios, romanos...
La empresa de Valero calcula que «en el fondo de nuestras costas reposan unos 3.000 barcos: fenicios, romanos, galeones... Sólo en los de la época colonial, de 1492 a 1898, calculamos que hay 800 toneladas de oro y 12.000 de plata», explica el historiador Claudio Bonifacio, miembro de su equipo.
«Hoy en día tengo localizados 12 pecios en todo el mundo, naves que se hundieron entre 1600 y 1800», explica Valero. Uno de ellos es el HMS Sussex, que naufragó en Gibraltar en 1694, con diez toneladas de oro en sus bodegas. «El valor de estos buques es incalculable, pero no sólo para nosotros, sino para los museos. No debemos permitir que todo este patrimonio se pudra en el mar».
La mitad de lo que encuentres
Según las leyes españolas, todo resto arqueológico submarino encontrado de manera fortuita está protegido por el Derecho de Hallador: quien encuentra un pecio tiene derecho al valor económico del 50% de su cargamento. El otro 50% es propiedad del país armador. En aguas españolas, el rescate sólo puede hacerse con permiso del Gobierno. «En los EE UU hay otras leyes: quien encuentra el barco, se lo queda. En las costas de los EE UU hay unos 700 galeones españoles», explica Valero. «Allí estamos trabajando en las fragatas napoleónicas Juno y Galgo».
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