El acusado de matar a su expareja se declara culpable pero niega que la apuñalara por la espalda

Richard Genaro Q.C., acusado de asesinar "por celos" en mayo de 2010 en las cercanías de la avenida de San Lázaro de Sevilla a su expareja, que falleció tras recibir ocho puñaladas en el pecho y en la espalda con un cuchillo de cocina, se ha declarado culpable aunque ha negado que la atacara por la espalda, tras lo cual se ha mostrado "arrepentido" por su actuación y ha apostado por que "se haga Justicia".

La Audiencia Provincial de Sevilla ha acogido este lunes la primera jornada del juicio con jurado popular contra este ciudadano ecuatoriano de 39 años, para quien la Fiscalía pide 20 años y 9 meses de cárcel y el pago de una indemnización a la hija de la víctima de 63.405,71 euros por sendos delitos de asesinato y coacciones, mientras que su propio abogado defensor solicita 13 años de cárcel y el pago de 58.121 euros por un delito de homicidio.

Así, su abogado ha aseverado que Richard "jamás la acuchilló por la espalda, sino que siempre fue de frente" en un crimen que ha tachado de "pasional" y en el que "no hubo ni alevosía ni ensañamiento", una tesis contraria a la defendida por la acusación particular, que pide para el procesado 25 años de cárcel y 150.000 euros de indemnización al entender que la víctima "no se pudo defender" y que "hubo un auténtico ensañamiento" por parte del acusado, que "es una persona normal, manipuladora, que sabe lo que hace".

Pues bien, Richard Genaro se ha declarado culpable de la muerte de su expareja pero ha negado que la atacara por la espalda, sino que "fue de frente", todo ello al tiempo que se ha mostrado "arrepentido" por los hechos acaecidos y ha pedido "disculpas diez mil veces" y que "se haga Justicia". En su relato, el encartado ha indicado que, tras iniciar una relación con la víctima en 2004, estuvo dos años y medio conviviendo con ella, de 2006 a 2008, cuando "acordamos que me fuera a vivir solo, porque yo había empezado a beber y ella no lo soportaba".

"CELOS"

El acusado, que ha dicho que no fue hasta abril de 2010 cuando se enteró de que la víctima estaba con otra persona y que sintió "celos" por este motivo, ha reconocido que el día 13 de mayo fue "borracho" a la peluquería donde trabajaba ella, pero le echó porque "le daba mucho coraje que estuviera borracho", tras lo cual, ha reconocido, golpeó la puerta de este establecimiento con una bolsa. "Ella me dijo que la dejara en paz, pero nunca me habló de que iba a denunciarme", ha añadido.

Tras ello, ha pasado a desgranar lo sucedido el día de los hechos —17 de mayo—, y ha afirmado que, tras salir de la peluquería a media tarde, se fue con ella "para hablar" al entorno del río Guadalquivir, y luego volvieron, la dejó en su casa y fue a comprar a un comercio un cuchillo "para cocinar" la comida para el trabajo. Tras ello, se encontró con la víctima por la calle y le preguntó a esta si podía volver a su domicilio "para darme una carne" que tenía allí guardada.

En ese momento, se inició una discusión durante la cual ella "empezó a insultarme y yo perdí el control y los nervios y la maté", tras lo cual se fue corriendo "despavorido" y "sin rumbo" y tiró el cuchillo en unos setos. Tras lavarse en una fuente, fue detenido por la Policía, aunque ha querido dejar claro que en el momento de la detención "yo iba a entregarme en una comisaría". "Siempre me preguntaré cómo fui capaz de hacer lo que hice", ha apostillado.

"no era yo"

"No era yo, no estaba en mí", según ha proseguido el procesado, quien ha añadido que el ataque mortal con el cuchillo "fue rápido, cuestión de segundos", y tras el mismo "no sabía si la había matado" y decidió huir. Tras su declaración, ha testificado la hija de la víctima, quien ha asegurado que el acusado, una vez cesó la relación, "la llamaba diez o doce veces diarias para hablar con ella, porque quería estar con ella", y además de eso también iba a la peluquería.

Además, ha señalado que, en los tres o cuatro últimos meses antes del fatal suceso, su madre "estaba agobiada" por la actitud mantenida por el imputado, quien "le presionaba psicológicamente", pero "ella lo atendía por pesado, porque siempre estaba ahí como una gotera y no le hacía la vida fácil". "Siempre buscaba volver con ella y su cobijo económico y emocional", ha agregado.

En su escrito de acusación, al que ha tenido acceso Europa Press, el Ministerio Público relata que la víctima, Ana J.C., conoció al encartado en 2005, "estrechándose" su relación sentimental paulatinamente hasta que, en el año 2006, éste se fue a vivir a su casa, siendo ella quien trabajaba y aportaba los ingresos a la pareja. No obstante, la víctima cesó la relación y convivencia en 2008, si bien seguía prestándole ayuda, como comida y ropa.

Llamadas "constantes"

En este sentido, indica que, desde que la mujer inició una nueva relación sentimental con otra persona en enero de 2010, el procesado la llamaba "constantemente" para que volviera con él, y le decía que "no tenía a nadie en el mundo", presentándose diariamente en su lugar de trabajo pese a que la víctima se negaba a reanudar la relación y le pedía que la dejara "tranquila".

Así, el día 13 de mayo de 2010 se personó el imputado en la peluquería regentada por Ana y, tras una discusión fuera del local, entró aunque fue expulsado por ella. Tras ello, comenzó en el exterior a dar fuertes golpes a las puertas con una bolsa de viaje que portaba, "todo con la finalidad de que Ana hablara con él". El 17 de mayo de 2010, el encartado fue a esperar a la víctima a la salida de la peluquería llevando en su mano un cuchillo de cocina de 15 centímetros de hoja.

"Movido por los celos" y cuando la víctima se encontraba andando por la calle Sor Francisco Dorotea en dirección a la avenida de San Lázaro, "se le aproximó por detrás y, de forma sorpresiva, le asestó ocho puñaladas en diversas partes del cuerpo, siendo cuatro de ellas por la espalda, con la finalidad de quitarle la vida".

No obstante, la que le causó la muerte fue la propinada estando la víctima de frente a su agresor en la parte izquierda del pulmón, que le alcanzó el corazón, lo que le produjo un shock hipovolémico precipitado por graves hemorragias externas e internas, "siendo heridas mortales de necesidad". El acusado "salió corriendo del lugar y escondió el cuchillo entre unos setos cercanos al lugar de los hechos", donde fue hallado posteriormente por la Policía.

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