A diferencia de lo que ya existe, el gran atractivo será el vino.

Esta bebida ha generado a su alrededor una gran cantidad de seguidores, abiertos a conocer tanto sus lugares de origen (los viñedos) como las bodegas en las que se tratan.

Un buen anzuelo

Aprovechando esta moda, la Oficina de Enoturismo de Valladolid (ayer se presentó en sociedad) ha confeccionado seis rutas turísticas para que, a través de este anzuelo, los visitantes conozcan la provincia y, de paso, se gasten el dinero en restaurantes, hoteles y comercios de la zona.

De las seis rutas, cuatro se dedican a visitar las distintas denominaciones de origen, Ribera, Rueda, Cigales y Toro. Otra, la más larga, une las cuatro denominaciones y recorre casi toda la provincia. La última es alrededor de la capital.

En los catálogos diseñados se indican las bodegas que se pueden visitar, los monumentos de la zona y los lugares donde poder comer o dormir.

De momento, 40 empresas (unas 15 bodegas) forman parte de este proyecto, que no ha hecho más que comenzar y que en el futuro pretende contar con muchos más socios. Eso sí, siempre  manteniendo la calidad, ya que, aunque hay más de 176 bodegas en la provincia, muchas no son adecuadas para poder enseñarlas.