GAEL GARCÍA BERNAL: "Soy muy caro para esta industria"

"Ah, sí, carísimo. Es que muchas de las películas que se hacen son tan artísticas que lo único que importa es el dinero", dice el artista con una risa malvada. El actor de 23 años lo dice en broma y se lo toma a risa, pero sus palabras podrían ser verdad.

Desde que se dio a conocer en Hollywood con Amores perros (2000), García Bernal se convirtió en estrella en la misma industria de la que tanto se ríe, una fama que aumentó con Y tú mamá también (2001) y Diarios de motocicleta (2004).

Su último paso este mes por Los Angeles vino acompañado de una agenda de lo más apretada, entre proyectos laborales o galardones que recoger, los últimos coletazos de gloria por su trabajo en el relato biográfico de los viajes de juventud de Ernesto "Che" Guevara. "Es una película que ya pertenece a la historia, para bien o para mal. Se ha convertido en su propio ente gracias al oxígeno que le ha dado el público y yo estoy muy orgulloso de ella", afirma de una cinta ya disponible en DVD en EEUU.

La fiesta que se perdió fue la más sonada, la de los Oscar, donde García Bernal dio muestra de la integridad que subrayan los que lo conocen y se negó a asistir en protesta contra la Academia.

¿Qué me dices? ¿Qué cuando estás honrando su canción (por Antonio Banderas) vas y haces como si su cantante (Jorge Drexler) no existiera?

"¿Qué cuando estás  honrando su canción vas y haces como si su cantante no existiera?" se pregunta, aún asombrado, por la decisión de los productores de la velada de dejar al autor Jorge Drexler fuera del escenario a la hora de interpretar el tema candidato al Oscar Al otro lado del río, finalmente ganador del premio.

La picardía le vuelve a los labios cuando asegura que la citada polémica le sirvió para comprobar que los "dioses fílmicos" existen. "Al final todo fue como tuvo que ser, de la manera más elegante, y la voz censurada pudo ser escuchada", se regodea aún fresca en su memoria la victoria de Drexler.

García Bernal recuerda que lo mejor de los Oscar es "el debate" que generan. "La ceremonia no es importante", añade sin darle más importancia. El actor puede celebrar otros triunfos, como el estreno de su primer trabajo en inglés, Dot the I, filme que rodó antes de Diarios de motocicleta pero que ahora llega a las pantallas estadounidenses.

"Trabajar en inglés era algo que me llamaba la atención como cualquier reto, pero no es mi meta", indica preocupado por la creencia de que cuando uno cae en la dinámica de pasarse al otro idioma "no deja de actuar en inglés".

Y García Bernal no está dispuesto a perder su libertad. Ni por un puñado de dólares ni por la lengua del Imperio.

"A mí me gusta seguir haciendo las películas que hago, las que son parte de mi vida, esas de las que me gusta hablar", añade.

Películas como "Diarios de motocicleta", filme que en su opinión "no para de existir" y que le ha dejado algo más importante que la fama o un título en su filmografía: la amistad con el director brasileño Walter Salles. Como recuenta con tono de ensoñación, "en el camino nos sucedió algo entrañable. Nos vimos crecer y fuimos cómplices de ese crecimiento". Otro de sus cómplices es su compatriota Alejandro González Iñárritu, con quien rodó "Amores perros" y con el que volverá a trabajar en "Babel", según la revista Variety. "Ya ves cómo habla la gente, pero aún no está confirmado", añade cauteloso, porque incluso los que mantienen sus distancias de Hollywood saben cómo jugar el juego de la fama. "La mera atención a los proyectos que hacemos no hace más que reafirmar mis convicciones de que lo que tengo que hacer es actuar de manera inteligente sin preocuparme por ese afán por conseguir una fama efímera y trivial", resume con pasión. "Vamos, que están creando un monstruo", añade volviendo a su humor. Eso sí, un monstruo muy caro. EFE

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