La salida de Meta de una mujeres más poderosas de Silicon Valley ha abierto el debate sobre si su figura es la de una privilegiada ajena a la realidad o la de una visionaria.
Sheryl Sandberg acaba de anunciar su abandono de Meta (anteriormente conocida como Facebook, para los despistados) tras 14 años enfrascada en el cambio del papel y la visibilidad de las mujeres en el universo tecnológico.
Su relevó lo tomará en otoño el español Javier Oliván. Su papel no será, sin embargo, sustituir al icono de Silicon Valley, sino que el que hasta ahora ha sido responsable de crecimiento de la empresa pasará a desarrollar “un papel más tradicional de director de operaciones en el que Javi se centrará interna y operativamente, en base a su sólido historial haciendo que nuestra ejecución sea más eficiente y rigurosa", tal y como ha explicado el propio Mark Zuckerberg en un comunicado publicado, cómo no, en redes sociales.
Aunque el nombre de Sheryl Sandberg está destinado a pasar a formar parte de la historia, lo que no queda del todo claro es cómo será recordada su figura. Pese a que su papel ha sido innegable en el ensalzamiento de la compañía y su labor ha marcado un antes y un después en el universo laboral para las mujeres, también han sido sus acciones en la empresa las responsables en gran parte de errores garrafales en momentos primordiales.
Tampoco hemos de olvidar que su famoso libro, ‘Lean in’, no tendrá el peso que en un comienzo se creyó que tendría (ella aseguraba que era una biblia para las empresarias) al ignorar realidades como la familia, los cuidados de los mayores y por supuesto, las carencias financieras de tantas trabajadoras. Incluso muchas personas hablaban de un feminismo corporativo que aseguraba que las mujeres podían avanzar a su antojo en un feroz sistema capitalista sin cuestionarlo.
Sin embargo, no hemos de pasar por alto que cuando el libro se publicó, tan solo el 4 % de los CEOS de la lista Fortune 500 eran mujeres, y fueron millones las mujeres que aseguraron que el libro les había dado la fuerza necesaria para alzar su voz en el terreno laboral. Entonces no era tan fácil reconocer, desde luego, el tufillo sobrevolador del privilegio sordo, ese que captamos al instante cuando Kim Kardashian hizo recientemente unas declaraciones que en esencia, son las mismas que las que nueve años antes, hizo Sheryl, una mujer blanca educada en Harvard que en 2001 fue fichada por Google: que el único secreto para que las mujeres triunfen en el trabajo es trabajar.
Afirmaciones 'Mister Wonderful'
A Kim se le echaron las redes sociales encima, pero en 2013 ni el poder de las redes era tal, ni el feminismo se encontraba en un punto tan avanzado. Ese tipo de mensajes de tacita de café buenrollera encajaban entonces, pero ahora, somos rápidos en destrozar cualquier porcelana motivacional.
Por si fuera poco, cuando años después diversos estudios señalaron el daño en la salud mental que Instagram tiene en las adolescentes, no fueron pocas las voces que se apresuraron a decir que el mensaje de Sandberg se centraba demasiado en la ambición individual y en el poder, en lugar de en los valores sociales de la compañía. Incluso cuando ahora ha mostrado su desacuerdo por la aprobación de la ley del aborto más restrictiva de EEUU, la gente se ha apresurado a sacar a la luz los rumores que aseguran que Meta no permitía a sus trabajadores hablar sobre el aborto en los chats privados de la empresa por tratarse de un tema “espinoso”.
Por su parte ‘ The New York Times’ siempre ha mirado con desconfianza a Sheryl, a la que acusó de haber coordinado la campaña de desinformación y obstrucción en un intento de sacar a flote la reputación de Facebook. Por si fuera poco, muchas feministas aseguran que bajo su tutela, Meta hizo de las redes sociales un lugar menos seguro para las mujeres y las personas de color…
Una gestión ¿poco transparente?
Se dice que el poder de Sheryl en la empresa fue disminuyendo, y como explican las periodistas Sheera Frankel y Cecilia Kan (de ‘The New York Times’, por cierto) en ‘Manipulados’, “su papel como segunda al mando fue más incierto después de que Zuckerberg elevara a otros ejecutivos y con su influencia disminuyendo en Washington”. En ese mismo libro se la acusa de ser tan opaca como el propio Mark. “Si en un primer momento tanto Mark Zuckerberg como Sheryk Sandberg habían indicado a su oficina de prensa que querían que sus puntos de vista quedaran reflejados en el presente libro, lo cierto es que se negaron repetidas veces a que pudiéramos entrevistarlos. Sandberg nos invitó en tres ocasiones a mantener una conversación privada con ella en Menlo Park y en Nueva York, con la promesa de que nuestra charla daría lugar a una entrevista más larga de carácter oficial. Cuando se enteró del carácter crítico de alguna de nuestras investigaciones, cortó de golpe todo tipo de comunicación directa con nosotras. Por lo visto, el relato puro y duro de la historia de Facebook no encajaba ni con su visión de la compañía ni con el papel como segunda al mando”, escribieron.
Tres conclusiones y un 'bonus track'
Aunque no queda claro cuál será el legado que deje tras de sí, son tres cosas las de las que no cabe duda:
1. Para comenzar, que se ha esforzado por visibilizar y por luchar por el poder de las mujeres en el universo tecnológico.
2. Para continuar, que incluso cambiando las cosas se cometen errores, y parece que Sheryl siempre está dispuesta, al contrario de Zuckerberg, a aprender de ellos.
3.Para finalizar, que Meta seguirá dominada por hombres.
Bonus track: para bien o para mal, le pese a quien le pese, Sheryl Sandberg será sin duda recordada.
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