Sonia Fornieles Directora de mujer.es
OPINIÓN

Siendo becaria

El Becario
Fotograma de la película 'El Becario'
Cortesía
El Becario

No es de rabiosa actualidad el hecho, pero sí colea en redes sociales la polémica generada a raíz de las palabras de una conocida periodista, directora de un programa de radio, que llamó ‘flojos’ a los becarios (en periodismo) y que afirmaba, no sin razón, que las noticias no tenían ‘horario’.

No es necesario ahondar en todo lo que ya se ha dicho en redes sociales sobre la precariedad de las condiciones laborales en el sector y del trabajo de los becarios que, en muchas ocasiones, cubren un puesto de trabajo consolidado, a veces durante los meses de verano, a veces durante todo el año, y no disfrutan de una ‘beca’ con la que poner en práctica lo aprendido de forma teórica.

Yo misma, hablando con compañeros y compañeras de mi generación, he hecho el chascarrillo: “estos becarios ya no son lo que eran”. No lo volveré a hacer más, al menos no de forma gratuita.

Ahora lo sé

Yo he sido becaria. Becaria de radio y becaria de periódico. Nunca se me pasó por la cabeza la palabra ‘explotación’, pese a que lo estaba. Estaba explotada. Sin embargo, sí que me he sentido así en otros trabajos que me gustaban menos, en los que me pagaban más y en los que, probablemente, trabajaba menos horas al día.

Siendo becaria he viajado, he entrevistado a actores, cantantes, políticos, toreros, secretarios de Estado, profesores, escritores… hombres y mujeres. A veces sobre un coche de caballos, a veces en un estudio, a veces en sus oficinas, a veces en la calle.

También siendo becaria he recorrido las playas de Almería, con la unidad móvil de la radio a cuestas, a las 13:00 (la desconexión local sí tiene horario) y en pleno mes de agosto, para preguntarle a los turistas si preferían ‘migas o paella’.

Siendo becaria he conocido a algunas de mis mejores amigas.

Siendo becaria he tenido que trabajar en otras cosas para poder seguir siendo becaria. Y siendo becaria descubrí que la ilusión no da de comer, que la vocación no paga facturas y que es una pena que esta profesión sea tan bonita como para que, en algún momento de mi vida, hace muchos años, todo eso me importara bien poco. Porque sí que importa, y mucho. Importa todo.

Suscribo la gran mayoría de los comentarios que he leído en redes sociales a raíz de esta ‘polémica’. Si las noticias no tienen hora, se hacen turnos; si los fines de semana ‘pasan cosas’, se hacen turnos, si durante tus vacaciones se acaba el mundo, se hacen t… Ah no, que ya no será necesario.

Es importante que el trabajo te realice, pero también lo es todo lo demás y dentro de esa gran cesta está la vida personal y está el dinero, sí, y si es más que menos, mejor.

Los becarios tienen gastos y tienen vida, por muy jóvenes que sean, por muy ilusionados que estén o por muy dispuestos que parezcan.

Todo esto ya estaba dicho, pero nunca viene mal repetir hasta la saciedad las cosas importantes.

Y ahora intentaré predicar con el ejemplo. Tengo vida y gustos no necesariamente baratos.    

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