Silvia Giralt
- Fundadora y esteticista de la Clínica Estética 'antiaging' & Medicina estética Silvia Giralt
El año nuevo y los propósitos que lo acompañan nos invitan cambiar nuestra actitud y comenzar a regalarnos autocuidado y mimar la piel. Sin embargo, aunque el primer (y acertado) paso suele ser exfoliar nuestra dermis para reactivar la renovación celular, existen ciertos factores que debemos tener en cuenta para no dañarla o irritarla.
¿Por qué es necesario exfoliar la piel?
La piel se encuentra en un constante estado de renovación en el que, de forma natural, las células nuevas reemplazan las muertas. El proceso de exfoliación es necesario ya que, de esta manera, contribuimos a eliminar el exceso de células muertas que se van acumulando y obstruyen los poros, impidiendo que la piel se oxigene y absorba los nutrientes correctamente. Entre los motivos por los que resulta beneficioso exfoliar la piel podemos destacar:
- Limpieza del rostro: al retirar las células muertas, eliminamos también la suciedad y residuos que puedan haberse acumulado en la tez.
- Suaviza e iguala el tono: un rostro exfoliado se encuentra libre de rugosidades, por lo que la dermis ganará suavidad y uniformidad en tono y textura.
- Permite una mejor absorción de nutrientes: la exfoliación ayuda a que los productos que se apliquen posteriormente penetren con mayor facilidad y por tanto mejoren su eficacia.
Sin embargo, a pesar de los numerosos beneficios que conlleva la exfoliación, utilizar productos caseros o abusar de la misma puede ser contraproducente y causar problemas cutáneos como acné, irritación o un exceso de sebo.
Exfoliante casero, ¿por qué no?
Realizar una exfoliación con productos caseros puede resultar demasiado agresivo para la piel ya que es imprescindible que tanto los ingredientes, como las proporciones sean establecidas por un experto en función de cada tipo de piel y sus necesidades específicas, de lo contrario pueden ocasionar:
- Daños en la piel: usar productos demasiado rugosos o con partículas irregulares pueden resultar agresivos para pieles sensibles y causar arañazos o irritaciones.
- Pérdida de luminosidad: aplicar exfoliantes con activos no recomendables para las necesidades de cada tipo de piel puede causar el efecto contrario al deseado y perder luminosidad y vitalidad.
- Desestabilizar el pH de la piel: utilizar determinados ingredientes puede provocar que los niveles de acidez de la piel se desestabilicen y, por tanto, su bienestar resulte dañado.
- Micro cortes en la epidermis: los exfoliantes caseros tienden a actuar de forma física que además de irritar la piel, las micro partículas que lo componen pueden causar cortes microscópicos sobre la epidermis dejándola más vulnerable y expuesta a agentes agresiones.
Otras recomendaciones
Lo ideal si buscamos una exfoliación a nivel más profundo es acudir a un centro estético especializado que garantice los resultados deseados a través de tratamientos y técnicas adaptados a cada tipo de piel como peeling químicos o microdermoabrasión.
Por el contrario, si prefieres realizar el tratamiento desde casa, existen productos en crema que actúan sobre la piel eliminando las células muertas de la capa superior; jabones con micropartículas y 'peelings' químicos de menor impacto que en los centros de belleza.
En cuanto a la frecuencia con la que debemos exfoliar la piel dependerá de su tipología, las pieles grasas podrán realizar una exfoliación una o dos veces por semana mientras que las sensibles lo harán cada 15 días. Además, debemos recordar siempre complementar el tratamiento con el uso de protector sola para evitar la aparición de las temidas marcas.
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