A qué temperatura se congela la gasolina del coche o la moto y qué hay que hacer para poder arrancar

Un surtidor de una gasolinera congelado.
Un surtidor de una gasolinera congelado.
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Un surtidor de una gasolinera congelado.

La ola de frío que ha llegado tras la visita, este fin de semana, de la borrasca Filomena con sus nevadas y heladas ha paralizado media España. Y es que la bajada de las temperaturas está afectando a la vida cotidiana incluso más de lo esperado. Es lo que sucede con miles de conductores que, al ir a coger su coche por la mañana, se lo han encontrado sepultado por la nieve y medio congelado.

De todos elementos de los vehículos que pueden sufrir el frío, hay una preocupación especial por los líquidos, ya que son más propensos a congelarse que otras partes del coche. En concreto. ¿pueden la gasolina y el diésel congelarse durante la ola de frío de esta semana?

La gasolina encuentra su punto de congelación en 107 grados bajo cero, por lo que es prácticamente imposible que llegue a solidificarse. Sin embargo, en el caso del diésel sí que hay un riesgo real ya que su punto de congelación está entre los menos 10 y los menos 15 grados centígrados. Sin embargo, este proceso físico no es exactamente igual que la congelación: las partículas que forman el diésel se espesan e impiden que el combustible llegue al motor. Esto es lo que se llama punto de obstrucción en frío.

Para evitar que en algunas zonas en las que sí se alcanzan estas temperaturas se congele el carburante de los vehículos diésel, el gasóleo puede llevar aditivos que reducen el margen de congelación hasta los 30 grados bajo cero. Según la normativa española, por ejemplo, el punto de cristalización del diésel para su comercialización debe estar entre los menos 20 y los menos 30 grados y, el de congelación, en los menos 34. 

¿Cómo saber si el combustible se ha congelado?

Para saber si el diésel del vehículo se ha congelado es fácil observar que, debido a la parafina presente en el carburante que se espesa y bloquea el filtro, el motor se para al arrancar. Además, basta con observar el termómetro y calcular si las temperaturas hay podido afectar a la fluidez del combustible. 

En el caso de que haya hecho un frío extremo y el coche no consiga arrancar porque el diésel se ha solidificado, hay dos opciones: llamar al taller para que nos solucionen el problema o esperar que aumenten las temperaturas y salga el sol para que el combustible vuelva a su estado habitual. 

Como siempre, prevenir es mejor que curar, así que aparcar los vehículos en un garaje cuando sea posible protegerá toda la mecánica y los líquidos del frío. Igualmente, se pueden añadir aditivos al diésel que lo hagan más resistente a las bajadas del termómetro. 

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