Los neumáticos son uno de los elementos del coche que nos pueden costar la ITV. Los técnicos se encargarán de revisar y cerciorarse de que, efectivamente, nuestras ruedas están en buen estado y no suponen un peligro para circular.
Lo primero que comprobarán en la ITV es que el tamaño del os neumáticos que calza nuestro vehículo corresponda con el que está indicado en la ficha técnica. Es por esto que hay que prestar atención a la hora de cambiar las ruedas, sobre todo si optamos por neumáticos equivalentes.
Además, más allá de las medidas, los datos relativos a la capacidad de carga y el índice de velocidad tienen que encajar con lo que diga el fabricante. Cualquier cifra o dato que no coincida podría obligarnos a sustituir las ruedas de inmediato.
El siguiente paso es comprobar que los neumáticos están homologados. Para ello, en su flanco deberá aparecer el número E4 seguido de siete cifras, un código que indica que la rueda está homologada para la Unión Europea. Si nuestra goma no tiene este número, no pasará la ITV.
Y, obviamente, más allá de los datos técnicos, los neumáticos deberán lucir impecables cuando vayamos pasar la ITV. Los técnicos se encargarán de comprobar que estos no presentan ningún tipo de defecto ni daño grave que pueda poner en peligro su integridad.
Ojo con la profundidad del dibujo
Lo primero es revisar la banda de rodadura. La profundidad del dibujo de los neumáticos debe ser de mínimo 1,6 milímetros, aunque siempre es aconsejable que sea de algo más. Si circulamos con menos de esta profundidad, los agentes de policía podrían multarnos.
Finalmente, las ruedas no deben presentar ningún tipo de deformación, ni de fisura, abombamientos en los flancos o cualquier otro tipo de señal de desgaste excesivo a lo largo de toda la banda.
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