Los beneficios silenciosos de los coches eléctricos, más allá de la reducción de emisiones

Se calcula que los conductores afectados por el cártel de coches son millones.
Se calcula que los conductores afectados por el cártel de coches son millones.
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Se calcula que los conductores afectados por el cártel de coches son millones.

Aunque solo se hable de la reducción de emisiones contaminantes como objetivo hacia el que caminar de cara al próximo 2030, este no es el único beneficio asociado a los vehículos electrificados. Entre sus muchas ventajas (lo que no quiere decir que su uso no se enfrente a ciertos inconvenientes), se encuentra también la capacidad de reducir el ruido provocado por el tráfico rodado y, por ende, la contaminación acústica en ciudad. 

La Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles apoya la reducción en un 30% de la proporción de personas expuestas crónicamente al ruido del transporte para el año 2030, un objetivo que recoge el plan 'Hacia una contaminación cero del aire, el agua y el suelo' de la Unión Europea.

Y eso que, en los últimos diez años, se ha conseguido disminuir el ruido general del tráfico. Las emisiones sonoras de todas las categorías de vehículos han disminuido debido, entre otros factores, a las nuevas y sucesivas normas de emisiones, pero también al desarrollo de la tecnología, a unos mejores métodos de ensayo y a la fijación de unos valores límite de ruido. 

Según un estudio de ACEA, la mejora del nivel sonoro global para el ruido ambiental en 2040 en relación con la normativa vigente sería de 0,7 decibelios en las zonas urbanas. Pese a ello, la asociación ha señalado que la penetración en el mercado de los vehículos más nuevos, de la mano con otras medidas alternativas como mejorar las carreteras o cambiar los límites de velocidad, influirían en el ruido de forma mucho más significativa que una reducción de los valores límite en la segunda mitad de esta década. 

El objetivo de estas posibles disminuciones futuras sería mitigar aún más el ruido del tráfico en el mundo real, sobre todo en las situaciones y lugares en los que las personas se ven significativamente afectadas por las emisiones de ruido.

Una gran solución, pero no la única

Además, el estudio concluye que existen otras opciones y medidas con un potencial mucho mayor para reducir los niveles sonoros en condiciones reales. En las zonas en las que se requiere una reducción más significativa de los niveles de ruido, la mejora de la superficie de la carretera puede suponer un mayor beneficio.

Por último, el estudio sugiere que las medidas que disminuyen el rumor ambiental deben reflejarse en las herramientas de evaluación del ruido, denominados mapas de ruido. Los avances tecnológicos hacia vehículos más silenciosos no se tienen en cuenta en las herramientas de elaboración de estos mapas, que acaban estimando ciertas zonas como potencialmente más ruidosas según las previsiones de crecimiento del tráfico rodado sin tener en cuenta que las nuevas motorizaciones favorecen, al contrario, la disminución de los valores de contaminación acústica.

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