Rodeado de playas azules y rocosas, y en pleno corazón del Algarve portugués, a solo una hora y siete minutos en coche de Faro, se encuentra un pueblo con historia pesquera a pies del océano Atlántico y al cobijo de grandes acantilados que poco o nada tiene que envidiar a la archiconocida isla griega de Santorini. Un destino, eso sí, de postal, en parte gracias a sus impactantes atardeceres, acompañado de la enorme belleza de estar rodeado de casas blancas y cúpulas azules.

Este particular pueblo costero, situado en pleno corazón del Argarve portugués, es la opción ideal para quienes buscan paz a la vez que visitar destinos tan populares como la famosa Praia da Luz, en el municipio de Lagos, a solo diez minutos en coche. 

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Cala Torre del Pino.
La cala se encuentra en el municipio de Nerja, rodeada de altos acantilados que le confieren un ambiente solitario y de calma total. El arenal es perfecto para practicar esnórquel por sus ricos fondos marinos.
El Playazo de Rodalquilar
Una playa de ensueño situada sobre montañas y flanqueada por un castillo del siglo XVIII desde el cual se pueden observar las increíbles vistas del mar con los acantilados y preciosas calas escondidas. 

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