Con solo diez meses, Luis Miguel padece obesidad perinatal por inflamación celular derivada de una deficiencia de grasas en la sangre.
Estas grasas se las otorgan las madres a los niños a través de la leche materna. El niño presentó unos niveles de DHA del 3,12% cuando lo normal es el 7%.
El origen de todo es el embarazo, pues la mamá no recibió los suplementos alimenticios suficientes durante el periodo de gestación.
Existen varios factores que inciden en ello y que hacen, por ejemplo, que lo sufran más los hombres que las mujeres.
Algunos desconocidos por la mayoría, como los hormonales, el flujo sanguíneo, la homeostasis y los niveles de cortisol, testosterona, estrógeno, o insulina.
Investigadores suizos y surcoreanos proponen una nueva técnica para evaluar la obesidad abdominal mediante la estimación del grosor de la grasa subcutánea.
"En comparación con la TC, la EIT es más ventajosa, ya que no es ionizante y, por lo tanto, puede utilizarse para el autocontrol continuo del paciente", explican.
El proceso específico implica un patrón de corriente que se inyecta a través de un par de electrodos.
El órgano más peculiar en el cuerpo humano puede ser una gran capa de grasa que se extiende sobre los intestinos, el hígado y el estómago como un delantal elástico.
A veces llamado el "policía del abdomen", el epiplón es conocido por secretar hormonas relacionadas con la obesidad.
Una dieta más rica en grasas acelera la metástasis y hace que sea más agresiva, según los investigadores del Instituto de Investigación Biomédica de Barcelona.
"Si tenemos un tumor con potencial a desarrollar metástasis si se alimenta de lípidos puede incrementar su crecimiento", ha advertido el líder del proyecto.
Investigadores acaban de demostrar que un aumento en la cantidad de grasa del estómago y una menor densidad de la grasa se asocia con peores factores de riesgo para la enfermedad cardiaca.
Diversas investigaciones científicas sugieren que el contenido total de grasa no es una medida útil de los daños o beneficios que producen los alimentos.
Un reciente estudio confirma que una dieta mediterránea rica en grasas vegetales, como el aceite de oliva virgen extra o los frutos secos, y sin restricción de calorías, no provoca un aumento de peso.
Expertos de la Unidad de Medicina Interna del Hospital Policlínico de la Universidad de Milán han presentado un estudio en Barcelona.
"Demuestra que la severidad de la enfermedad no está necesariamente ligada a la obesidad, sino a la cantidad de grasa que se tiene alrededor de la cintura".
Esta enfermedad puede causar inflamación y eventualmente llevar a cicatrices permanentes, o cirrosis.
El estudio de la OCU se ha realizado sobre un total de 69 productos.
En los productos con pocas grasas saturadas predomina el aceite de girasol, mientras que en los que más grasas tienen abundan los aceites de coco y palma.
La OCU defiende que el cuerpo humano necesita las grasas saturadas para poder absorver las vitaminas A, D, E o K.