La drogodependencia todavía es un problema invisible en nuestro país. Drogas lícitas como el alcohol y el tabaco siguen ocupando los puestos altos, mientras que nuevas adicciones a los hipnosedantes, superan ya al consumo de sustancias conocidas como el cannabis o la cocaína.
El cannabis provoca estados de ansiedad y taquicardia, y la combustión al fumarlo libera una serie de productos tóxicos que pueden afectar al sistema circulatorio.
Un estudio ha encontrado que las personas que consumen las dos sustancias tienen mayores probabilidades de reportar sentimientos de ansiedad o depresión que aquellas que no consumen ninguna o sólo una de las dos.
Hasta ahora ya se habían descrito posibles usos medicinales de la planta como analgésico y antiespasmódico, pero un nuevo estudio ha documentado propiedades antiinflamatorias en el CBD.
La terapia consiste en concentrar ultrasonidos en la ínsula, una región del cerebro fuertemente implicada en los procesos adictivos. Si tiene éxito, podría emplearse también para tratar otras adicciones.