
15. El intercambio (2008)
Excepcional trabajo de ambientación tradicional más CGI para una sórdida historia real de corrupción policial en Los Ángeles de 1928 (caudaloso guion de J. Michael Straczynski), con Angelina Jolie desgarrándose ante la desaparición de su hijo.
Cinemanía
14. Ruta suicida (1977)
Dos ejemplos de que no hay nada más poderoso que una línea recta: el cincelado maxilar de Clint Eastwood y lo directa que entra esta película donde un policía con tormentos marca de la casa debe escoltar a una prostituta (su entonces pareja Sondra Locke) desde Las Vegas hasta Phoenix para que testifique en un juicio contra la Mafia. El gran desafío, cuando hasta las fuerzas de la ley están untadas, es llegar al destino sin ser agujereados. El clímax a balazos que deja un autobús acorazado cual gruyère es un icono del cine de los 70 que merece ser más celebrado.
D. D. P.

13. Cartas desde Iwo Jima (2006)
La mejor del díptico de Eastwood sobre la Segunda Guerra Mundial. Todos los matices ausentes en 'Banderas de nuestros padres' cobran vida aquí en el fragor de la batalla, la humanidad salta de las trincheras y de los búnqueres japoneses con una proximidad pasmosa. Retazos del cine de William A. Wellman y de Anthony Mann, los mejores y más atinados relatores de ese conflicto, se atisban en el trazo de los personajes, los bombazos, la atrocidad y el sufrimiento. En el plano detalle de unos ojos rasgados, el artista lo cuenta todo.
T. V.

12. Infierno de cobardes (1973)
Con su fino humor habitual, Eastwood incluyó un guiño a sus dos maestros en su primer (y espectral) western como director: los nombres “Sergio Leone” y “Don Siegel” aparecen en sendas lápidas de un cementerio.
Cinemanía
11. El fuera de la ley (1976)
Seguramente la primera película de Eastwood en recibir alabanzas casi unánimes, incluyendo las de un Orson Welles que, en 1982, afirmó haberla visto cuatro veces seguidas.
Cinemanía
10. Cazador blanco, corazón negro (1990)
Cine dentro del cine, o más bien Clint Eastwood dentro de John Huston. Esta sería ‘La noche africana’ de Eastwood, su declaración de amor al cine desde un trasunto de rodaje de La reina de África basado en la novela de Peter Viertel, donde modera esa imagen conservadora de la que nunca ha renegado para presentarse (él y su alter ego en pantalla) como un idealista defensor de las causas perdidas.
Cinemanía
9. Escalofrío en la noche (1971)
“Tras 17 años dándome golpes contra la pared, pasando tiempo en rodajes, quizás influyendo sobre algunas tomas de cámara, viendo a los actores pasarlo mal sin ayuda y trabajando con directores buenos y malos, estoy en condiciones de hacer mis propias películas. He guardado mis errores y rescatado todo lo que he aprendido para tomar el control y sacar lo que quiero de los actores”. Así es como abordó Eastwood su celebrado debut en la dirección, financiado por Malpaso tras la muerte de su socio Irving Leonard. Un thriller psicosexual con aroma a jazz y sangre que no pasaría ni un mínimo test de corrección política actual, donde interpreta a un locutor de radio acosado por una oyente (Jessica Walter) que se obsesiona homicidamente con él después de una noche de sexo. Fue un rotundo éxito de taquilla y, con su atmósfera densa y cuchilladas dolorosas, un aviso de que, si delante de la cámara donde ponía el ojo ponía la bala, detrás Eastwood también tenía puntería.
D. D. P.

8. Un mundo perfecto (1993)
Dos directores con Oscar recién ganados gracias a sus western (Kevin Costner por 'Bailando con lobos', Eastwood por 'Sin perdón') juegan al gato y el ratón a lo largo de las carreteras de Texas. Un cara a cara estelar más postergado que el de 'Heat' cierra una de las películas propias favoritas del cineasta.
Cinemanía
7. Bird (1988)
En la escueta relación entre cine y jazz, Bird es una de sus cumbres artísticas. Para Eastwood, melómano desde su juventud, supuso uno de sus proyectos más personales, y no defraudó. Una puesta en escena densa, un memorable Forest Whitaker como Charlie Parker y una película que roza su genio musical le granjearon dos premios en Cannes (donde compitió por la Palma de Oro), un Globo de Oro… y el primer Oscar (mejor sonido) ganado por uno de sus filmes.
P. A. R.

6. El jinete pálido (1985)
Los 80 no fueron buenos para el western, pero Eastwood los desafió poniéndose detrás y delante de la cámara en esta suerte de variación de Raíces profundas (1953), un trabajo que, a la postre, es un hito del género. Un arranque en montaje paralelo que enmudece al espectador, una historia en dos tiempos entre la fe y la pistola y un personaje, el Predicador, como cowboy fantasma resucitando de los misterios más profundos del cine.
Cinemanía
5. Mystic River (2003)
Sean Penn, Tim Robbins y Kevin Bacon (sustituyó a Michael Keaton) protagonizaron la incursión del director en el thriller policial. Un prólogo que pasaba de un juego infantil a un secuestro vaticinaba un relato negro de vidas entrecruzadas y traumas del pasado al que Eastwood además puso música.
J. Z.

4. Gran Torino (2008)
IMDb cifra en 53 los insultos proferidos por Walt Kowalski, esta actualización del veterano de Corea racista y gruñón al que redimen unos vecinos asiáticos. Clint, por cierto, fue acusado de algo peor (apoyar al Trump segregacionista) tras la entrevista –en 'Esquire'– más manipulada de la historia.
A. G. B.

3. Los puentes de Madison (1995)
Un hombre aguanta bajo la lluvia la mirada a una mujer que lo observa desde dentro de un coche. Segundos más tarde, ella agarra la manilla de la puerta del vehículo, indecisa entre si abrir y correr hacia la vida que anhela, o conformarse con la que tiene. Entre las páginas de un diario, las palabras de Robert James Waller y los acordes de Lennie Niehaus, Eastwood enfundó el revólver y trascendió junto a Meryl Streep el drama romántico con el affaire entre el fotógrafo Robert Kincaid y la ama de casa Francesca Johnson, un amor tardío de silencios que gritan, pasiones irrefrenables y nostalgia contenida en el puente Roseman.
J. Z.

2. Million Dollar Baby (2003)
12 años después de 'Sin perdón', Clint vuelve a hacer doblete en los Oscar: mejor dirección y mejor película, mas dos estatuillas para Morgan Freeman y una Hillary Swank cuya carrera quedó noqueada. El filme se rodó en tiempo récord (37 días) y casi sin descanso después de Mystic River.
I. C.
![No te fíes de él: aunque cueste creerlo, ese granjero al que ves arrastrándose sobre estiércol de cerdo o llevando flores a la tumba de su mujer es William Munny, de Missouri, el que dinamitó el tren Rock Island & Pacific en 1869 matando a mujeres y niños. O, lo que es lo mismo, la máscara elegida por Eastwood para triturar una vez más el mito de los pistoleros solitarios. Firmado por David Webb Peoples (Blade Runner), el libreto de Sin perdón había pasado por las manos de Coppola, y Clint había decidido guardarlo en un cajón después de que Sonia Chernus (coguionista de El fuera de la ley y amiga de toda la vida) lo tildase de “basura”. Tras rescatarlo casi por accidente, el cineasta decidió cambiar el título (“Los crímenes de la puta rajada” no sonaba muy comercial), añadir una dedicatoria “a Sergio [Leone] y Don [Siegel]” y quedarse con el resto: una meditación a tiro limpio sobre el conflicto insoluble entre la ley (el sheriff Gene Hackman) y la justicia (las prostitutas vengadoras encabezadas por Frances Fisher). Aclamado en su momento como la enésima resurrección del western, el filme logró algo que una década antes habría parecido inimaginable: encaramar a Clint Eastwood al estrado de los Oscar para alzar los trofeos de mejor dirección y mejor película (también fue nominado a actor principal). Gene Hackman (actor de reparto) y Joel Cox (montador eastwoodiano desde 1977 hasta hoy) también se llevaron estatuillas. Y. G.](https://imagenes.20minutos.es/files/gallery_desktop_default_content/uploads/imagenes/2021/05/31/sin-perdon-clint-eastwood-1992.jpeg)
1. Sin perdón (1992)
No te fíes de él: aunque cueste creerlo, ese granjero al que ves arrastrándose sobre estiércol de cerdo o llevando flores a la tumba de su mujer es William Munny, de Missouri, el que dinamitó el tren Rock Island & Pacific en 1869 matando a mujeres y niños. O, lo que es lo mismo, la máscara elegida por Eastwood para triturar una vez más el mito de los pistoleros solitarios. Firmado por David Webb Peoples (Blade Runner), el libreto de Sin perdón había pasado por las manos de Coppola, y Clint había decidido guardarlo en un cajón después de que Sonia Chernus (coguionista de 'El fuera de la ley' y amiga de toda la vida) lo tildase de “basura”. Tras rescatarlo casi por accidente, el cineasta decidió cambiar el título (“Los crímenes de la puta rajada” no sonaba muy comercial), añadir una dedicatoria “a Sergio [Leone] y Don [Siegel]” y quedarse con el resto: una meditación a tiro limpio sobre el conflicto insoluble entre la ley (el sheriff Gene Hackman) y la justicia (las prostitutas vengadoras encabezadas por Frances Fisher). Aclamado en su momento como la enésima resurrección del western, el filme logró algo que una década antes habría parecido inimaginable: encaramar a Clint Eastwood al estrado de los Oscar para alzar los trofeos de mejor dirección y mejor película (también fue nominado a actor principal). Gene Hackman (actor de reparto) y Joel Cox (montador eastwoodiano desde 1977 hasta hoy) también se llevaron estatuillas.
Y. G.