¿Pensabas que el título de Maestro de las Artes Místicas te lo dan en una tómbola? Nada de eso: además de por ese físico tan aristocrático como el de Benedict Cumberbatch y ese outfit que envidiarían los inmortales Vishanti, Stephen Strange le debe su diploma a ese amplio repertorio de hechizos que ha manejado con soltura tanto en los cómics como en el cine. Aquí están nuestros favoritos.
Yago GarcíaA veces es conveniente dejarse de zarandajas y optar por medidas contundentes. Para esos momentos, nada mejor que este hechizo, que te permite asar a tus enemigos más recalcitrantes con una oleada de electricidad mística.
Yago GarcíaSi bien su primer contacto con esta habilidad fue traumático (¿recuerdas aquel té con limón?), el Doctor Strange ha acabado dominándola con mucha soltura, abandonando su cuerpo como quien se quita el abrigo para llegar a lugares inalcanzables.
Cuando uno aspira al título de Hechicero Supremo, las cosas de la Tierra se le quedan cortas muy rápidamente. Menos mal que su arsenal de conjuros incluye la capacidad de trasladarse a otras realidades, desde la Dimensión Espejo a los dominios del terrible Dormammu.
Yago GarcíaUno de los hechizos estelares en el repertorio de Stephen Strange, y con razón: creadas por el demonio que les da nombre, estas emanaciones de energía mística se estiran como un sueldo a fin de mes y son lo bastante resistentes como para atrapar al mismísimo Thanos. Además, lucen divinas.
Yago García¿Necesitas librarte de un supervillano especialmente cargante? ¿O de una legión de ellos? Ningún problema: basta con conjurar a este demonio del frío, y tus enemigos acabarán atrapados en prácticos cubitos de hielo, para después quedar enclaustrados bajo tierra.
Yago GarcíaOtro de los conjuros veteranos de nuestro doctor, esta sonora invocación atraerá furiosas rachas de aire capaz de despejar el campo de batalla o apagar un incendio, si la ocasión lo requiere. Ojo: si el villano de turno es de los que van de graciosetes por la vida, su nombre puede dar lugar a chistes muy poco dignos.
Yago GarcíaComo indica el fino juego de palabras que le da nombre, este conjuro desdobla la figura del usuario en multitud de réplicas capaces de confundir al enemigo más testarudo. Además, podríamos añadir, su uso le pega como un guante a un tipo tan estirado y amante de su propio reflejo como Stephen Strange.
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