El cuarto de estar más desangelado de Springfield aparece aquí reproducido en toda su cutrez. Como Homer y Marge son tirando a espartanos eligiendo muebles, apenas encontramos elementos destacables, salvo dos excepciones: el marco Hovsta para el cuadro del barquito y ese sofá que, a lo tonto, costó casi 1.800 dólares, y en el que no hallamos cierta famosa marca de posaderas.
¿Te gusta la estética ochentera? ¿Ha desaparecido tu hijo en un vórtice interdimensional? ¿Eso de "Demogorgon" te suena a mueble de cocina? Entonces este salón es para ti, incluyendo esa estantería Billy imprescindible en pisos de estudiantes y recién casados. Las luces de Navidad y la escritura en las paredes no aparecen en el catálogo, eso sí.
Tal y como están los alquileres en Nueva York, hacerse con una chabola como la de Monica y Rachel puede dejar en las últimas hasta el salario más copioso. De ahí que la mayoría de elementos de este salón tiren por la gama media-baja del catálogo de Ikea. Pero ojo, porque uno empieza a sumar precios, y acaba saliéndole una cantidad capaz de sacar de quicio hasta a Phoebe.